Todo es relativo
Llevo años cabreada por las circunstancias políticas, económicas y sociales que me rodean y, veo que, a pesar de todo, no hay forma de resolver... Seguimos contando mujeres asesinadas, agredidas, violadas, sin encontrar la solución para paliar la lacra del machismo y del patriarcado... Seguimos inventando fórmulas consumistas como la de esta semana, sin replantearnos que estamos acabando con los recursos naturales y generando graves problemas con nuestras contaminantes basuras... Seguimos teniendo personas que duermen en la calle, personas dependientes sin ayudas, personas refugiadas sin acoger, personas...
Son circunstancias que nos acompañan en nuestro día a día y tenemos naturalizadas, integradas en nuestro ADN, al igual que los incendios forestales que año tras año están acabando con nuestros montes, o esa sequía pertinaz que nos acompaña y que solo ha servido para que algún partido sin escrúpulos la haya utilizado para crear polémica con los trasvases sin sentido, o la contaminación brutal que padece el medio ambiente y todo esto sin producir demasiado escozor ni mayores preocupaciones a quienes tienen el poder para cambiar estas situaciones.
Pero hoy, una noticia de algo que también me preocupa, aunque siempre queda relegado a un segundo lugar, me ha hecho replantearme todo lo demás... me estoy refiriendo al Fin del Mundo. No, no es el título de una nueva película de ciencia ficción, ni el mensaje de ninguna secta para captar adeptos, es la realidad que nos está pasando desapercibida y que avanza inexorable ante nuestra ceguera: el mundo, la naturaleza, se extinguen. Están agotados. Hemos conseguido lo que parecía imposible: la aniquilación biológica del planeta Tierra. ¿Sabíais que en las últimas décadas se han perdido el 50% de los animales? Si hablamos de mamíferos terrestres, la cifra sube hasta el 80% en muchas especies... Millones de mamíferos, pájaros, reptiles y anfibios perdidos por la superpoblación humana, la contaminación, la caza excesiva, la destrucción de su hábitat, la invasión de especies exóticas y el cambio climático...
Parece que en muy poco tiempo esto será irreversible, quedando constatado que el ser humano es el peor depredador sobre la superficie de nuestro planeta.
Sin embargo, aquí estamos, consumiendo y contaminando como si nada fuera con nosotras, que nos vamos a tener que enfrentar, si no se hace nada por remediarlo, a la sexta extinción masiva, que no será debida ni a un asteroide, ni a ninguna gran explosión volcánica, sino a la prepotencia y absoluto egoísmo del ser humano, así que, tal vez, todo lo demás no sea tan importante como nos quieren hacer creer...