Una semana de claroscuros
(Más oscuros que claros)
Tener la sensación de retroceso, es bastante desagradable. Ver a esas glorias obsoletas de nuestra historia política, saliendo a la palestra a decir cosas tan caducas como ellos, me parece, cuanto menos, para que se lo hicieran mirar o para que alguien, con algo más de sentido común, les explicara que esa canción que cantan dejó de estar de moda hace mucho, que se contradicen con otras canciones cantadas por ellos mismos y que, además, desentonan.
Por supuesto, me estoy refiriendo a la concesión del indulto a quienes lideraron el procés catalán, que ya llevan en prisión tres años, puesto que sería la única manera de salir de este círculo pernicioso en el que nos encontramos, y que permitiría recuperar una cierta normalidad democrática y un diálogo sin condicionantes. Sin entrar en las comparaciones odiosas con otros, que en vez de urnas sacaron tanques a las calles, y que se les concedió el indulto sin pizquitina de arrepentimiento…
Lo mismo que deseo para Juana Rivas, quien tiene la orden de entrar en prisión por el “delito” de proteger a sus hijos de un maltratador. Es necesario que nuestra justicia se empiece a poner las gafas violeta, para evitar la sobreexposición a los rayos nocivos de los machismos que subyacen en nuestra sociedad.
Pero hay algo que me ha producido mucho más desasosiego, y es la noticia de que en Murcia se haya aprobado una moción, presentada por ese partido que seguiré sin nombrar, y secundada por el PP y Ciudadanos, en la que se dicta que en todas las escuelas de la ciudad ondee la bandera de nuestro país, se cuelgue el retrato del Rey en cada aula y suene el himno cada mañana, como ¿fórmula de unidad?
De verdad que se me ocurren propuestas bastante más didácticas para trabajar en las aulas, con las que se pueda enriquecer la convivencia y crecer en ciudadanía y democracia, sin tener que retroceder a prácticas más propias de aquel pasado oscuro que me gustaría no repetir, aunque sé que a algunos les encantaría que volvieran esos tiempos del “ordeno y mando” y “la letra con sangre entra”. Además, ¿qué será lo siguiente? ¿Rezar antes de entrar a clase? ¿Separar a los niños de las niñas? ¿Alimentar el terraplanismo?...
Pero como no todo ha de ser negativo, y aunque de fútbol entiendo poco, me gustaría felicitar al Club de Fútbol del Vila Real que el pasado miércoles se convirtió en el campeón de la Europa League, gracias al trabajo constante y coherente con su cantera. Destacar, que entre los trabajadores que tiene en plantilla, el Vila Real apostó hace años por la contratación de un par de educadores/as sociales que trabajan con el resto de profesionales, dándole al club ese toque en valores que marca la diferencia.
Seguramente, al alumnado murciano le resultaría mucho más enriquecedor que el gobierno invirtiera el presupuesto de las banderas y cuadros, en la contratación de educadoras y educadores sociales para escuelas e institutos, lo que serviría para mejorar su proceso socioeducativo, fomentando la igualdad, la solidaridad y el pensamiento crítico.