…Otra vez Cañizares

Sí, para empezar el año entretenidos, de nuevo tenemos declaraciones polémicas del Cardenal Cañizares...

Y es que, aquí en Valencia, la Conselleria de Educación publicó unos días antes de que acabara el año, una instrucción sobre la identidad de género y la obligación de los centros a respetar la elección de los menores transexuales sobre el nombre con el que quieren que se dirijan a ellos, la indumentaria con la que se sientan más cómodos, así como los lavabos que deseen utilizar.

Esto, de momento, será voluntario para los centros públicos que deseen ponerla en práctica, ya que la Ley de Identidad de Género todavía está pendiente de aprobación. Sin embargo, cuando esté aprobada, será de obligado cumplimiento para todos los centros sostenidos con fondos públicos de nuestra Comunidad, es decir, los colegios e institutos públicos y los centros privados subvencionados.

Aunque se contempla en la Declaración de los Derechos Humanos que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos", las personas con una orientación sexual o una identidad de género distinta a lo "establecido y aceptado socialmente" lo tienen bastante más difícil, por lo que se deben establecer normativas, como la que se está trabajando en nuestra comunidad, para proteger sus derechos.

Pero (siempre tiene que haber algún pero) de nuevo aparece en nuestras vidas este personaje, que al contrario de lo que se supone debería hacer, que sería velar por el bienestar de todas las personas para que puedan vivir en igualdad de condiciones, sin que su color de piel, su creencia religiosa o su condición sexual sea un impedimento para ello, se dedica a crear polémica...

Ahí está él, el Cardenal Cañizares, defendiendo la "moral" de todos (lo de los Derechos Humanos no parece importarle demasiado), para lo que arremete contra la normativa que acaba de publicarse, bajo el lamentable argumento de que resulta ser una maldad adoctrinar a los niños en ideología de género, además de instar a centros y familias a declararse insumisos a la norma. Vamos, todo un ejemplo de caridad cristiana...

Evidentemente, no puedo estar de acuerdo con este representante de la iglesia, y, aunque me parece oportuna esta normativa para evitar sufrimiento a muchos menores, que deben pasar verdaderas penurias por su identidad sexual, en realidad (y como tantas otras cuestiones) no debería quedarse solo en el papel, sino que debería acompañarse de un presupuesto económico que permita articular campañas para trabajar convenientemente la igualdad de género, la educación afectivo sexual y el tratamiento a la diversidad sexual y familiar en todos los centros educativos, que buena falta hace.

Y si no, a las pruebas me remito, con las declaraciones de, nada menos, un juez del tribunal Supremo, achacando la violencia de género a la maldad humana y la mayor fuerza del hombre, y no a una cuestión derivada de la cultura patriarcal en la que vivimos, en fin...