El mundo ideal
Qué bonito sería vivir en un mundo en el que no hubiera desigualdades, ni rechazo al diferente, ni violencia… un mundo en el que todas las personas pudieran tener las mismas oportunidades, sin que se las discriminara por sexo, género, religión o condición social.
Qué bonito sería levantarse por la mañana sin escuchar la noticia de otra mujer asesinada por su pareja, o por su expareja o por ese tipo que consideró que tenía el poder sobre ella para poderla matar, o violar, o someterla a vejaciones por ser él quien dominaba la situación…
Ese mundo ideal en el que no cabría la posibilidad de que nadie pudiera comprar el útero de una mujer para tener un hijo, ni comprar su cuerpo para tener sexo.
Tampoco cabría en ese mundo presidentes de estados poderosos, llámese en este caso Donald Trump, cuyo discurso es tan pobre que solo es capaz de rebatir las opiniones contrarias de una periodista, con comentarios machistas, sexistas y desde luego muy poco inteligentes (aunque esto de la inteligencia parece que es algo que no se pide a los que acceden a las presidencias de naciones, y si no que nos lo cuenten a nosotrxs, que nuestro presidente nunca sabe si sí o si no, o si todo lo contrario).
En ese mundo ideal no sería necesario celebrar el Día de la Mujer, pues nada habría que reivindicar, teniendo las mismas oportunidades que los hombres en cuanto al trabajo, libertad, respeto y posibilidades vitales, ni tampoco el Día del Orgullo, ya que gays, lesbianas, transexuales y bisexuales saldrían a la calle sin miedo a ser perseguidos, sin miedo a ser humillados, ni rechazados, ni asesinados…
Lejos estamos de ello aún.
Si echamos un vistazo en nuestro país podremos encontrarnos con situaciones totalmente discriminatorias todavía en cuanto al machismo imperante (y rampante) que nos rodea. Machismo que se vislumbra en comentarios de personas que cuestionan salir a la calle en esos días tan señalados, sin darse cuenta que no se trata de ninguna fiesta, sino de seguir reivindicando esos Derechos Humanos que se vulneran en demasiadas ocasiones.
Y no hablemos de la situación de desprotección de mujeres y personas del colectivo LGTB en otros países, algunos no demasiado distantes al nuestro. Recordemos que en Chechenia su presidente amenazó, no hace demasiadas semanas, con eliminar a toda la población homosexual de su país y hay otros 55 países donde se les persigue y no se admite la libre orientación sexual: son asesinados en Brasil, lapidados en Argelia, castigados en Perú, torturados en Rumanía, internados en psiquiátricos en Rusia, ejecutados en Irán…
O la situación de total vulnerabilidad de las mujeres en países en conflicto, que acaban llegando a Europa a través de mafias que las obligan a la prostitución, o aquellas niñas que, a pesar de vivir en nuestro entorno, siguen sufriendo mutilación genital... Según un informe del Consejo de la Unión Europea, se calcula que entre el 20% y el 25% de las mujeres en Europa han sufrido actos de violencia física al menos una vez en su vida adulta, y más del 10% han sido víctima de violencia sexual.
No, no estamos en ese mundo ideal que nos gustaría, por lo que tendremos que seguir saliendo a la calle día sí y día también para gritar por esos Derechos Humanos que se vulneran sistemáticamente, aunque haya quien no le guste…