Mujer tenías que ser
Decía Simone de Beauvoir que solo sería necesaria una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se cuestionen, por lo que es preciso que estemos alerta constantemente.
En este momento, en que las diferentes crisis se suceden sin darnos tregua: pandemia, guerra, cambio climático, inflación… unidas a una crisis de valores que emerge de un enganche absoluto a redes sociales, donde cualquier cuñado da su opinión y sienta cátedra, y una crisis periodística en que prima la desinformación de masas y se aúpan ideologías nefastas, se ha generado el caldo de cultivo perfecto para que calen esos mensajes retrógrados y populistas, que nos afectan directamente a las mujeres.
El ejemplo de que estamos en el foco de atención y crítica despiadada lo tenemos constantemente a nuestro alcance: cartas al director en diarios casposos, escritas por machistas retrógrados que nos responsabilizan a las mujeres del descenso de la natalidad (nada tiene que ver la crisis económica o la dificultad de encontrar trabajo o vivienda digna…); imágenes circulando por las redes sociales de la primera ministra de Finlandia: mujer joven, mujer profesional de la política, mujer con cargo importante, mujer de fiesta… MUJER en definitiva, que ha tenido que someterse a un análisis de drogas para demostrar que no había consumido sustancias ilícitas, y ha debido de salir a la palestra para justificar que ella, mujer primera ministra de su país, tiene todo el derecho del mundo a estar de fiesta en su tiempo libre, cantar y bailar, como lo haría cualquier otra persona; o la feroz persecución perpetrada hacia la exvicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, con acusaciones que tendrán que demostrarse ciertas y con la utilización torticera de otra mujer, en este caso la presuntamente abusada, que ha sido engañada y usada vilmente para beneficio político de otros.
Otro tema recurrente lo encontramos en el debate sobre los derechos reproductivos de las mujeres. El caso de los EEUU es un desastre para las ciudadanas de ese país desde que, en junio de este año, el Tribunal Supremo anuló el derecho federal al aborto y otorgó a los estados la facultad de legislar sobre ello. Desde entonces, 26 estados están considerando su prohibición, dejando a las mujeres de esos estados totalmente desprotegidas.
Aunque el debate también lo tenemos encima de la mesa en España, con el señor Feijoo, ese que tiene como “asesor permanente” al apóstol Santiago, criticando la nueva ley de salud reproductiva y sexual, en la que se plantea que las menores de entre 16 y 17 años puedan decidir interrumpir su embarazo sin el consentimiento paterno, (algo que ya ha estado en vigor en nuestro país con la ley aprobada en 2010 por el gobierno socialista de Zapatero, y que se cambió en 2015 por el gobierno de Rajoy), encontrándose enfrente a la otra “iluminada” del PP, la señora Díaz Ayuso, quien ha salido en defensa de la libertad de decisión de las chicas de esa edad (que los asesores la tengan en su gloria).
En fin, mucho trabajo nos queda por delante, en lo relativo a la igualdad de oportunidades y la defensa de nuestros derechos, pero seguimos y seguiremos trabajando por ello, pendientes, como indicaba Simone de Beauvoir, de las crisis que están por venir.
