Mariano y sus “perlas”
La indignación que me provocan las “perlas” a las que nos tiene acostumbradas, por lo absurdas e inadecuadas, nuestro presidente del gobierno, que esta semana se columpió con otra que se podría catalogar, además, de torpe y machista, se puede equiparar a mi indignación por tenerlo a él como representante en primera línea, pues entiendo que hace mucho tiempo debería haber dimitido, ante las tozudas evidencias de la rampante corrupción en su partido…
Pero quería centrarme en lo primero, que de lo segundo, con esa amnesia generalizada a lo largo y ancho del Partido Popular, espero se ocupen sus votantes, con un castigo tan ejemplar, que haya que buscar lo que quede del mismo, solo en las plazas más recónditas y reaccionarias de nuestro país.
Y es que, como mujer, no puedo admitir que este señor ante la pregunta realizada por un periodista, de si una mujer y un hombre en un mismo puesto de trabajo deben cobrar lo mismo, diga que no hay que meterse en eso, cuando “eso” es la brecha salarial que a día de hoy nos obliga a trabajar gratis casi dos meses al año, con respecto a nuestros compañeros. Exactamente, en nuestro país la cifra entre el salario medio de hombres y mujeres alcanza el 14,9%. No, señor Rajoy, debemos hablar de ello, meternos en ello y solucionarlo de una puñetera vez.
Cierto que no somos el único país europeo que mantiene la brecha salarial, incluso estamos algo por debajo de la media europea, que se sitúa en el 16,3%, aunque también hay países que la reducen considerablemente, como Luxemburgo e Italia, en los que tan solo es del 5,5%.
Todos los países deberían imitar a Islandia, que ha comenzado el año con una ley en la que se prohíben las desigualdades salariales por cualquier motivo: sexo, identidad de género o sexual, grupo étnico, nacionalidad o religión.
No obstante, para llegar a promulgar una ley de este estilo, señor Rajoy, hay que meterse en ello y trabajar para que sea así, y no dude que nosotras estaremos recordándoselo, pues estamos cualificadas y capacitadas para desarrollar cualquier profesión y bastante hartas de trabajar gratis, de tener peores empleos, con contratos a tiempo parcial, salarios precarios y con grandes dificultades a la hora de acceder a puestos de relevancia...
Sin embargo, la brecha salarial no es lo único que se debería abordar, sino que también se debe trabajar por una real conciliación familiar y laboral, en la que el gobierno y las empresas asuman sus responsabilidades, con horarios más flexibles y mayores oportunidades para las personas que deciden crear una familia, porque solo así se llegará a esa igualdad, que a algunos, como nuestro presidente, no parece importarles demasiado.
Otra vez das en el punto, querida amiga. Las mujeres ocupamos la mayor parte de las aulas en la universidad, con mayor rendimiento que los hombres, y sin embargo, son ellos, con menos capacidades académicas demostrables quienes terminan siendo nuestros jefes. Qué está pasando? Si las empresas buscan su propia rentabilidad, la búsqueda y elección de los talentos en recursos humanos debería estar centrado en las mujeres, con mejores notas, lo que significa que estamos mejor preparadas. Algo se está perdiendo por el camino. Si la excelencia en formación está en posesión de las mujeres, porqué seguimos chocando contra el techo de cristal y vemos como avanzan en la jerarquía empresarial nuestros compañeros de universidad con mucho menor rendimiento académico que nosotras? Misterio de la ciencia o que entre ellos se cortan el bacalao (y se lo reparten) prefiriendo mantener el poder en sus manos a avanzar en conocimientos, talento humano y reconocimiento a las mujeres?