¡¡¡Acoger!!!

No puedo imaginar el drama que se tiene que vivir para que una persona decida salir de su tierra, dejar atrás a su familia y amigos, y lanzarse a la “aventura” de viajar miles de quilómetros, muchas veces poniéndose en manos de mafiosos que además de poner su vida en grave peligro les roban lo poco que tienen, para buscar un lugar mejor donde poder subsistir.

Y me da lo mismo de dónde proceda esa persona… hay quien está por acoger a las refugiadas y no a las provenientes de otras situaciones… como si el hambre y las condiciones extremas de pobreza en las que viven muchas de ellas no se pudiera considerar una guerra, una guerra existencial… Guerras y condiciones de precariedad absoluta de las que el resto de países (esos del llamado Primer Mundo) son responsables.

Mucho tienen que cambiar las políticas mundiales para que nuestro planeta se convierta en un lugar en el que los recursos estén equitativamente repartidos y todas las personas puedan disfrutar de unas condiciones dignas en sus lugares de origen, de los que estoy segura, no querrían salir si esto se cumpliera: Distribución de las riquezas, cuidado, regeneración y protección del medio ambiente, control de la natalidad, desarrollo sostenible…

Y, claro, mientras este hipotético panorama se plantea, ¿qué hacemos con todas ellas? ¿qué podemos hacer con esas personas a bordo del Aquarius? ¿las dejamos morir en el mar? ¿las devolvemos a esa tierra inhóspita de la que partieron? ¿las metemos en los Centros de Internamiento para Extranjeros, CIEs, tan inhóspitos como inhumanos?

Yo, desde luego, prefiero acogerlas en mi país.

Tengo muy claro que, si después del saqueo que hemos sufrido por la corrupción rampante que nos ha acompañado durante tantos años en las instituciones, gobiernos central, autonómicos y locales, familia real, partidos políticos, etc., si después del despilfarro de dinero público por parte de la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas de más de 80.000 millones de euros, gastados en equipamientos y obras públicas innecesarias (me viene a la cabeza algún aeropuerto sin aviones), si después de todo esto hemos logrado sobrevivir, que vengan algunos cientos de personas (aunque fueran miles) a nuestra tierra, no va a suponer ninguna catástrofe económica.

Seguramente nos va a costar más caro mantener a todos esos corruptos en nuestras cárceles. Corruptos, dicho sea de paso, que no van a devolver lo robado, de no ser, como Blasco, que está negociando una rebaja de la condena si devuelve lo que estaba destinado a cooperación internacional, o sea, lo destinado a esas personas que mueren en los mares…