Mathieu, tira un masclet

Desde su llegada a Valencia se había mostrado muy resarvado. UN ser introvertido donde los hubiera, callado, que ni siquiera hablaba con los compañeros. Casi huraño. Del entrenamiento a su casa y de su casa al entrenamiento, sin compartir apenas algunas palabras con quienes les rodeaban, entre otras cosas porque, después de un dos años en Valencia, todavía no había querido aprender español.

Pero hace un par de años, por estas fechas, sonó un fuerte estruendo en el vestuario de Paterna al final de la sesión de trabajo del primer equipo. Un estruendo de esos que, otrora, cuando personajes como Camarasa o Giner, o incluso Farinós, en otras épocas, ocupaban esos espacios, sí que eran claramente reconocibles.

Un masclet, ni más ni menos. Y la gente no se sorprendería demasiado. Tenía parte de lógica. La sorpresa llegaba cuando se comprobaba que el autor del disparo no era otro que Mathieu. Ese hombre huraño y solitario, ese “mudito” que pululaba por las instalaciones de Paterna, ese ente que apenas se relacionaba con sus compañeros…

El embrujo de las fallas parece que topó con el defensor galo y lo hizo reaccionar, casi coincidiendo con su cambio de demarcación del lateral al centro de la defensa. Mathieu era otro y el Valencia lo había ganado para su causa.

Pues bien, ese hombre que sufrió el cambio radical se ha convertido ahora en uno de los puntales básicos de este equipo. Uno de esos jugadores que se echa el partido a las espaldas cuando las cosas se ponen cuesta arriba y que fue el mejor sobre el terreno de juego en un encuentro frente al Athletic de Bilbao que el Valencia no pudo ganar gracias a una decisión errónea de un colegiado que vio lo que nadie vio en el área en la que manda Mathieu.

Sí, es cierto que los puristas me dirán que Alcacer también estaba en fuera de juego cuando marcó para el Valencia, pero no hay punto de comparación entre una jugada y la otra. Además, los errores arbitrales contra el Valencia se repiten demasiado, tanto que hay quien incluso empieza a pensar (incluso dentro del club) que algo raro está pasando. Yo no quiero llegar a ese punto, pero lo cierto es que cuando las casualidades se repiten tantas veces te mosquea, a pesar del ínfimo nivel de los árbitros españoles, que lo demuestran cada jornada.

Todo esto viene después de una jornada en la que el Valencia ha dicho adiós de forma matemática a la Champions League, una formalidad meramente anecdótica, porque de facto que nos habíamos despedido de ella hace muchas semanas, y ha perdido cuatro puntos en dos partidos importantísimos en la lucha por tener una plaza europea la próxima campaña, en la que parecen asentarse cada vez más Sevilla y Villarreal.

Mathieu, compra unos masclets y pégales fuego, a ver si así eres capaz de hacer reaccionar un poco más a tus compañeros de cara a los próximos compromisos (Real Sociedad y Villarreal), que pueden marcar el futuro europeo de Mestalla. Eso sí, sin olvidar que el jueves hay que viajar a Sofía y nos los puedes embarcar en el avión.