Incompetentes, impertinentes, irreverentes....
Es cierto que el fútbol necesita una limpieza a fondo en sus fundamentos. No en las normas, que algo también se podría hacer, sino en el espectáculo en el que se ha convertido y, sobre todo, en los dirigentes que mandan de ese espectáculo. En los últimos días hemos podido presenciar varias situaciones esperpénticas que bien podrían haberse unido a películas del tipo Aterriza como puedas o similares.
Desde que el Comité de Competición, que se reúne cuando quiere, sancione a un futbolista con 2000 euros por apoyar la lucha contra el cáncer a que unos señores de la UEFA tengan que esperar a que casi se declare el estado de sitio en Ucrania para decidir cambiar la sede de un partido. Todo por dinero.
Pero sin tener que irnos tan lejos, una de esas situaciones esperpénticas se dio en la Ciudad del Fútbol, como los mismos protagonistas que casi siempre, a saber, El Real Madrid, el Barcelona y como no la Federación Española de Fútbol. El tema sobre la mesa, además de una opulenta comida, la Copa del Rey. Impertinentes.
Si retrocedemos un poco en el tiempo y viajamos hasta el mes de junio pasado, los presidentes de todo los clubes del fútbol español se reunieron en el mismo escenario para decidir el calendario de la temporada, incluída la final de la Copa del Rey. Pues bien, llegado el momento, esas decisiones no sirven para nada. Incompetentes.
No sirve para nada entre otras cosas porque a nadie se le ocurrió pensar que esa fecha, el 20 de mayo, está situada entre los cuartos y las semifinales de la Champions League y que algún equipo español podía estar disputándolas. Que raro. ¿Desde cuándo el Real Madrid o el Barcelona no llegan a esas alturas de la máxima competición continental? Más incompetentes.
Tampoco es menos cierto que cada vez España es más laica, pero todavía, aunque sea por tradición, en prácticamente todos los pueblos y ciudades del territorio se vive y se respeta la Semana Santa, con sus procesiones, sus ritos y sus actividades. La fecha del sábado, como aquel que dice, ya era de Gloria, tanto para los católicos, como para los equipos que llegaban a la final, y más todavía para el que lograse la victoria.
Pero no, no les sirve la Gloria del sábado porque antes han sido incompetentes y ahora vuelven a ser impertinentes e incluso irreverentes con una gran parte de la población que mantiene los ritos de la Semana Santa y colocan la final en miércoles. Miércoles Santo, para algunos, con las procesiones de recogimiento en la calle. Menos mal que no coincide con “La Madrugá”, no estoy tan puesto en esos temas, pero lo que sí que sé es que los fuegos artificiales del final del encuentro retumbarán con las varas de los cofrades que desfilen en silencio por el Cabanyal, Canyamelar y el Grao, nuestros Poblados Marítimos de Valencia donde la Semana Santa Marinera es señera. Irreverentes.