Escala técnica

Una pequeña parada para repostar después de un largo trayecto que todavía no ha llegado a su fin. Así se puede entender el empate del Valencia en Sevilla el pasado fin de semana. Después de dos contundentes victorias ante el Barcelona, con sorpresa incluida, por qué no decirlo, y ante el Betis, que era casi obligatoria y confirmó el despertar de un equipo adormecido durante toda la primera vuelta de la Liga y que ha salido reaccionar con los cambios introducidos tanto en el banquillo, Pizzi, como en la plantilla, la visita al Pizjuán se antojaba complicada, como de hecho lo fue.

El empate no gustó a nadie, ni a valencianistas ni a sevillistas, pero el punto supo a gloria, entre otras cosas porque permite que los dos equipos, sobre todo el Valencia, mantenga sus opciones de alcanzar Europa la próxima temporada cuando hace un par de semanas ese objetivo parecía utópico.

Eso sí, ni Alves ni Bacca ni Costa ni Reyes…. El verdadero protagonista fue, una vez más, el árbitro. Una constante que ya se está repitiendo demasiado en el fútbol español. Y no porque en este caso fuer Álvarez Izquierdo (malo donde los haya) Podía haber sido Teixeira, Del Cerro, Muñiz o cualquier otro nombre que se nos ocurra. Decisiones erróneas, compensatorias y que lo único que hacen es alterar los ánimos de todos. Cierto es que hubo más penaltis en el área del Valencia que el que detuvo Diego Alves, auténtico parapenaltis, pero no es menos cierto que durante la primera mitad alguna decisión del colegiado pudo variar las circunstancias del encuentro a favor de los valencianistas.

Ahora toca cambiar el chip. La competición no para y a la vuelta de la esquina está el viaje a Kiev para enfrentarse al Dinamo. Es el estreno europeo de Pizzi y no querrá quedar mal, sobre todo si se tiene en cuenta que la Europa League se ha convertido en un caramelo más que apetecible para el Valencia tal y como se ha planteado la temporada. Eso sí, siempre que las cuestiones sociales no enturbien las aguas deportivas.

No hay descanso, ya que después del periplo europeo llega un nuevo rival andaluz que puede dar tres puntos más al Valencia al mismo tiempo que la Fallera Mayor de Valencia hace su llamamiento desde las Torres de Serranos para invitar a todos a las próximas fiestas falleras.

Al otro lado de la ciudad, en la parte granota, tocaba esta semana la de cal. La victoria ante el Almería deja al Levante en una posición privilegiada en la tabla para sus aspiraciones. Integrado en el grupo que todavía puede optar a Europa, el equipo de Joaquín Caparrós prácticamente ha logrado ya su objetivo de esta campaña. Tiene 32 puntos, los mismos que el Valencia, Sevilla y Espanyol y eso significa una brecha de once con respecto al descenso de categoría, que precisamente los marca su próximo rival, el Valladolid.

Al Almería se le ganó con mucho oficio y saber estar sobre el terreno de juego. Aquí sí que sirvió el nadar y guardar la ropa, ya que después del gol el Levante supo jugar su partido a la perfección.

Las tornas se cambiaron el la versión femenina de los dos equipos de la ciudad. Mientras el Valencia se imponía con facilidad al Collerense y mantiene su tercera posición en la tabla a sólo tres puntos del segundo clasificado, el Athletic de Bilbao, el duelo entre los dos Levante, el Unión Deportiva y Las Planas, acabó con sorpresa y victoria visitante por la mínima, que relega a las granotas a la sexta posición de la clasificación.

Pero si en el fútbol las alegrías se reparten por barrios, donde sí que están disfrutando de lo lindo es en La Fonteta. El equipo no falla, ni aún con bajas. La decepción, por llamarla de alguna manera, porque cuando se juega contra el Barça todo puede pasar, de la Copa,. Se olvidó rápidamente con una victoria, trabajada, eso sí, en San Sebastián, que permite que los aficionados del Valencia Basket sigan disfrutando de ver a su equipo entre los más grandes, con sólo el Real Madrid por encima. Hoy, además, pueden asegurar el pase al “Last 32” de la Eurocup con una victoria de más de siete puntos sobre el Unics Kazan.