Vivimos tiempos difíciles

¡Vivimos tiempos difíciles! Y yo me pregunto: ¿difíciles para quién? Parece que a algunos de nuestros representantes no les ha llegado la dificultad. Al principio de la actual legislatura, a la que se recordará como la legislatura de los “recortes”, la vicepresidenta del Gobierno nos acusaba de haber vivido por encima de nuestras posibilidades y ya entonces muchas voces se alzaron para desmentir que ellos hubieran vivido con excesos.

Pero todo esto parece que a nuestro señor alcalde, Alfonso Bataller, no le afecta. Apretarse el cinturón para él equivale en plena época de recortes a renovar un renting de un coche oficial nuevo, un Audi de alta gama, por 15.000 € al año para los próximos 4 años, mientras en los garajes del ayuntamiento hay cinco coches de la flota del Ayuntamiento y mientras los conciudadanos de Castellón vemos como se eliminan líneas de autobús para acudir a la escuela pública, se suprimen comedores escolares, etc…

Pero no debemos quejarnos, porque en medio de todo este caos, la señora ministra de Sanidad ha inventado una fórmula que salvará a la Sanidad española, el copago farmacéutico. Como ella misma decía, es un pequeño esfuerzo el que se pide, pero servirá para que podamos mantener la sanidad.

¿En qué situación estamos tras dos meses de copago farmacéutico?

La Generalitat sigue sin saldar su deuda con las farmacias, mientras los usuarios pagan rigurosamente su copago, unos usuarios que tras dos meses de abonar dicha tasa no han recibido ni un solo céntimo de retorno del exceso de pago.

¿Se podía diseñar un sistema de copago más incómodo, menos eficaz y con más trabas, de manera que al final el perjudicado sea el usuario?

Yo creo que no y expondré mis razones. Para empezar, la administración ha establecido una tasa en función de rentas, pero dichas rentas hacen referencia al año 2010. Entonces la tasa de desempleo era del 20,3% y actualmente, en 2012, es de 24,6%.

Por otra parte, los pensionistas, a la postre los más perjudicados con esta medida, tienen un tope de gasto en función de los ingresos, pero cuando alcanzan dicho tope deben seguir pagando si quieren adquirir sus medicinas y reclamar a través de su centro de salud, presentando sus tiques y esperar a que la administración se invente una fórmula para devolverles dicho exceso, tras dos meses de funcionamiento todavía no se ha devuelto nada.

Se pide al usuario que reclame a la Generalitat, una Generalitat en ruinas, pendiente de un rescate, que no tiene dinero para contratar profesores, que no tiene dinero para comedores escolares, que no tiene dinero para libros de texto, que no tiene dinero para pagar a las farmacias, que no tiene dinero para sustituir al personal de Sanidad cuando se necesita, ni para mantener una Sanidad pública, que poco a poco va desmantelando con la privatización de cada vez más servicios y que por tanto, no tiene dinero para devolver el copago a los pensionistas. Y yo me pregunto: ¿no es esta una forma de bajar las pensiones? Juzguen ustedes mismos.

Y tras dos meses todo sigue igual. ¿No había otras alternativas?