Suma y sigue… pero restando
Es lo que sucede cuando los de letras, que mira que somos a veces poco dados a los números, nos ponemos a hacer cuentas aplicando el sentido común. El presidente del gobierno declara oficialmente que ya no estamos en recesión, aunque matiza que en realidad es el prólogo de la salida a la crisis. Vamos, como aquel George Bush en la cubierta del Abraham Lincoln diciendo que la misión ya estaba cumplida en Irak, a lo que le siguieron más de seiscientos mil muertos entre civiles y militares.
El Ejecutivo prometió una intervención real contra los problemas económicos, pero hasta la fecha sólo hemos contemplado una amalgama de decisiones, en ocasiones a salto de mata, que no parecen dirigir hacia ningún objetivo estratégico. Gobernar es complicado, claro que lo es, y por eso uno exige que nos gobiernen los mejores preparados. De pequeño me preguntaba por qué el ministro de Defensa no era alguien con conocimientos militares, o el de Sanidad con conocimientos médicos. Claro está. El profesional que sabe encontrar soluciones no interesa, porque si se encuentra la solución y se ataja el problema se corre el riesgo de dejar de ser necesario.
Y sí, pensarán algunos, estoy siendo duro. Pero si no somos duros cuando hay tantos españoles en la más profunda de las miserias, cuando el verdadero problema no se ataja porque entonces algunos perderían su calidad de vida, ¿cuándo vamos a serlo?
La brutalidad que hay en la trágica lógica del binomio norte-sur se ejemplifica cada vez más en esta España pantanosa, con una imparable brecha económica que radicaliza aún más los extremos. Mientras unos no saben qué desayuno elegir en el jet privado oficial, otros no tienen ni para gasolina, y mucho menos para desayunar. Y, recuerden, el jet privado oficial y su desayuno lo pagamos entre todos. Han eliminado el pan integral de la carta, cuando lo que deberían eliminar es el privilegio de desayunar con el dinero de los demás. Entiendan el ejemplo. Cuando la tropa sufre, el general es el primero en aplicarse el cuento. Los galones se ganan con el trabajo.
Lo dicho. Suma y sigue, pero restando hacia un país cada vez más enquistado en la ausencia de soluciones reales, que es lo que necesitamos, y con unos dirigentes obcecados en demostrar su superioridad numérica en lugar de su capacidad resolutiva. Soluciones reales para los problemas reales, que es lo que necesitamos.