“Sostenella y no enmendalla”
“Lo malo no es equivocarse. Peor es permanecer en el error. Aunque lo dramático es seguir en él a sabiendas”.
Tanto en Novelda como en el resto de nuestro País estamos asistiendo al final de una etapa de nuestra historia, aunque para algunos puede parecerles una afirmación demasiado categórica, tal vez por que no les interese reconocer que están al final de su trayecto político.
En la política española los frutos conseguidos tras la transición se están descomponiendo aceleradamente y nos dibujan un paisaje repleto de podredumbre y un hedor que se vuelve irrespirable con cada titular de periódico, con cada noticia. Nada es lo que pretendía ser, ninguna institución se salva, nadie se quiere hacer responsable de nada. Un fin de ciclo que no deja de producir corrupción, desigualdad y pobreza.
Estos frutos podridos, que en su día engalanaban nuestros árboles, caen uno tras otro al campo y han de servir para abonar de nuevo la tierra y conseguir que germinen plantones con los que conseguir cosechas y progreso. Tenemos por tanto -todos- una gran responsabilidad en estos momentos: seleccionar las mejores semillas, los mejores proyectos, sacar lo mejor de cada uno para que los nuevos tiempos que van a llegar, y eso no hay quien lo pare, sean tiempos de paz, igualdad y libertad.
Como en otras ocasiones saldremos de esta, sabemos que juntos podemos hacerlo, y lo vamos a hacer, sin duda, un poco antes o un poco después, pero hay que ponerse manos a la obra y trabajar en el diseño de un nuevo proyecto colectivo de País, un nuevo proyecto también para nuestro pueblo.
Un proyecto colectivo de Nación que ha de ser regenerador de la democracia, con leyes eficaces contra la corrupción, para acabar con la impunidad de los responsables. Promoviendo una reforma profunda de la Constitución que mejore el modelo territorial del Estado con un reparto lógico y funcional de competencias y su correspondiente financiación, mejore la separación de poderes, y asegure el derecho a la participación política, la igualdad jurídica y de oportunidades y las libertades personales. Reforzando la independencia y autoridad sancionadora de los organismos de control público como el Tribunal de Cuentas, la Agencia Tributaria o el Banco de España y acabando con su dependencia de los partidos políticos y del Gobierno. Aprobando una Ley Electoral justa y más proporcional. Implantando una auténtica justicia independiente. Así como desarrollando una Ley de Transparencia exigente que incluya a la Casa Real, a los partidos políticos y sindicatos, que no permita ampararse en el silencio administrativo para ocultar la información.
Para conseguirlo es necesario tener altura de miras, tanto por parte de los que intentamos desarrollar lo mejor que sabemos nuestro trabajo de oposición, como para los que formando parte de aparatos de grandes y poderosos partidos o dirigiendo ejecutivamente nuestras administraciones como nuestro ayuntamiento, tienen responsabilidades de gobierno. Ya no nos valen los apoyos a unas siglas por encima del sentido común. Ya no nos vale el refugiarse en el anonimato. Ya no nos valen las lealtades personales a cambio de promesas. Solo nos vale el compromiso con la búsqueda de soluciones prácticas. Nos vale el asumir las responsabilidades. Nos vale el dar un paso al frente y plantar cara a todo lo que representa lo podrido.
El reto es inmenso y los riesgos de no asumirlo aún mayores, demos ese paso hacia el futuro, juntos podemos. Es momento de abandonar en nuestro ayuntamiento el actual “Sostenella y no enmendalla”, que era la fórmula de vida con la que creían mantener y reforzar su honor los hidalgos españoles del Siglo de Oro. Pues, lo malo no es equivocarse. Peor es permanecer en el error. Aunque lo dramático es seguir en él a sabiendas.