Sobre la Feria del Comercio en Xirivella
Hay que decir en primer lugar nos gusta la Fira del Comerç (de hecho la pusimos en marcha nosotros en 2010) y consideramos que es una propuesta interesante que puede contribuir a promocionar el comercio local y también para favorecer la convivencia. Como mediterráneos y como socialistas pensamos que la calle ha de ser un espacio de encuentro donde se muestre la diversidad de un municipio como el nuestro y se promocionen valores como la cultura, la solidaridad y la tolerancia.
Por ello no nos ha gustado que se haya eliminado la Fira del Llibre i Alternativa. Con su desaparición hemos perdido mucho más que un espacio de venta de artesanía, hemos perdido un espacio mágico de libertad, cultura, joven y de convivencia donde confluían personas de todas las edades y todas las sensibilidades. Las dos ediciones anteriores demostraron que la Fira del Comerç y la Fira Alternativa eran compatibles y se reforzaban mutuamente. Pero además, y nos parece también grave, este año se pretendió eliminar también la Fira de les Associacions, que después de un trabajo de años se había convertido en el mejor escaparate del asociacionismo y las ONG en Xirivella. Al final, por las peticiones de las asociaciones, el Ayuntamiento ha cambiado su idea inicial y ha aceptado, como con calzador y a regañadientes, al movimiento asociativo, que ha ocupado un lugar secundario y con menos participación que en ediciones anteriores.
Respecto a la Fira del Comerç en sí, hemos de felicitar a todos los comercios participantes por su esfuerzo e ilusión, pero la buena afluencia de visitantes y la satisfacción general de los participantes no ha de ocultarnos la gran diferencia entre el número y variedad de los comercios participantes en la primera y la tercera edición, si exceptuamos los bares y otros de gastronomía, que han ganado protagonismo. El nuevo emplazamiento también favorece esta tendencia. Una feria de la tapa y la cerveza puede estar bien, y a todos nos gusta, pero cabe una reflexión sobre si el Ayuntamiento ha de destinar tantos recursos a una iniciativa que no promociona a la mayoría del comercio local, en momentos en los que muchos de ellos pasan una situación muy complicada y si no habría que complementarla con otro tipo de iniciativas.
Estos cambios, en definitiva nos llevan a constatar con pena un cambio en el planteamiento y en la filosofía de la Fira de Xirivella, que se deja por el camino valores importantísimos como la solidaridad, participación y la cultura y se cambia por el puro consumismo. Por nuestra parte insistiremos en que para la próxima edición, la feria recupere su espíritu original y que los cambios sean para enriquecer y ampliar, y no para empobrecer lo existente.