Del Picudo Rojo al Coleoptero Tomicus
Mientras disfrutábamos este verano del bou per la vila varios miembros de Ciudadanos en Artesa, pudimos observar como muchos pinos del Montí d'Onda estaban muertos. Una simple observación para nosotros, que no así para los forestales o los técnicos de Conselleria, los cuales tardaron bastante en crear la alerta. comenzar la tala de los árboles muertos y la puesta en marcha de los tratamientos oportunos es tarea que requiere una partida presupuestaria extraordinaria. La inoperancia, tal vez tenga que ver con los recortes, y trasladar el problema a otros No es solución. Con posterioridad a la tala, es absolutamente necesario acudir a la replantación de las zonas afectadas, y en el caso de la Magdalena, paraje emblemático para todos, con árboles ya adelantados, para mantener la imagen de un lugar tan querido. Ahora, ya conocida la noticia en los medios y la causa de la muerte de los pinos, seguimos sin ver talados los árboles afectados presentes ya en innumerables puntos de la provincia. Sin embargo asistíamos esta semana a la denuncia del GECEN por la tala de 700 pinos, algunos centenarios y bastantes carrascas, todas autóctonas por negocio en Vistabella. Talan los buenos y dejan los muertos para que se propague la plaga; seguimos con la misma inoperancia que con el Picudo Rojo que mató y sigue matando palmeras, nadie hace nada mientras muere una palmera criando cientos de picudos dispuestos a matar a otras. Tanto a nivel privado como público se deja morir el patrimonio forestal y ornamental de nuestra comunidad. Los ayuntamientos, más pendientes de entretener al personal con teatros de carrer que de cuidar la jardinería y no digamos sustituir los árboles muertos (ahí están cientos de huecos de palmeras ornamentales muertas sin arreglar y sin cubrir su hueco por una viva) creen que el patrimonio que supone nuestros palmerales o nuestros pinares no es importante pues no se refleja en capacidad de endeudamiento, si fuese así asistiríamos a la “fiebre verde”. No hay una orden de Conselleria exigiendo un censo de árboles afectados en los distintos términos municipales. No lo hubo para las palmeras afectadas por Picudo, ni se le espera para los pinos afectados por el Coleoptero. El desprecio de los gobernantes hacia una parte muy importante de nuestras vidas, los árboles, es tremenda y obedece a un motivo fundamental: no votan, si votasen y además por correo, otro gallo cantaría. Siempre nos quedarán las denuncias del Gecen y el garante de estos seres mudos que es el Seprona. Yo también denuncio la tala de los 700 árboles de Vistabella.
