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Per Antonio Marcilla - Candidato a Rector de la UA
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Las matemáticas de campaña y la “Regla de las 5 haches”

    Estamos ya en pleno período de elecciones a rector de la Universidad de Alicante, y a ellas concurren finalmente dos únicos candidatos, ambos pertenecientes a la Escuela Politécnica Superior, siendo uno de ellos el que suscribe este artículo, es decir Antonio Marcilla. En este tipo de eventos, los distintos candidatos, dependiendo de la personalidad de cada cual, aplican estrategias muy diversas. Un recurso muy socorrido es acudir a los términos “unidad” e “integración”, aunque es bien sabido que la interpretación y el uso de estos términos dependen siempre de apreciaciones muy subjetivas. La integración, por ejemplo, es un concepto matemático que tiene diversas acepciones; la más inmediata es la de sumar o agrupar elementos. En este punto, el acuerdo parece fácil, pero el cómo conseguirlo ya puede ser otro cantar, para cuya música, el “integrador” de turno puede elegir libremente entre un amplio repertorio de estilos.

    Me vienen a la memoria las palabras que hace unos días pronunció Moisés Jiménez (a quien desde aquí aprovecho para expresarle mi enhorabuena) tras ser nombrado presidente de COEPA, afirmando que, para salir adelante, iba a aplicar lo que denominó “la Regla de las 5 haches”: Humildad, Honestidad, Honradez, Humor y Huevos. A mí, en estos instantes en los que escribo estas líneas, me apetece acercarme a la cuarta de ellas, a la del humor, con el fin de conectar a través de tan saludable ejercicio las diversas partes de este conjunto de reflexiones. Y para ello voy a referirme a alguien que, siendo un apreciable matemático, es conocido en todo el mundo por sus facetas de guionista, director, actor y clarinetista: Woody Allen, quien, en su libro “Cómo acabar de una vez por todas con la cultura” (compendio de una serie de artículos que aparecieron principalmente en “The New Yorker”), nos propone en su “Boletín de cursos de primavera” el curso de “Las Nuevas Matemáticas”. Y dice: “La matemática tradicional ha sido declarada superada después del reciente descubrimiento de que, durante siglos, hemos escrito el número cinco al revés. Esto ha llevado a una revisión de la idea común según la cual contar era un método para ir del uno al diez. Se señala a los estudiantes los más avanzados conceptos del Álgebra de Boolean, y ecuaciones que antes eran insolubles son resueltas bajo amenazas de represalias”. Como se puede observar, el curso no tiene desperdicio y entronca perfectamente con algo que quiero poner de manifiesto: la forma que algunos tienen de tratar de conseguir alcanzar la integración utilizando el método de Woody.

    La integración (método muy conveniente para resolver muchos de los problemas que hoy tenemos planteados en la Universidad), puede ser una herramienta válida, por supuesto, pero si, para conseguirla, a alguien se le ocurre utilizar el método Woody, es preferible mantener la diferenciación y la diversidad, aspectos que, además, según otros científicos y pensadores, resultan mucho más enriquecedores, especialmente en ecosistemas como el universitario, uno de cuyos objetivos es estar a la vanguardia del pensamiento y de la generación de ideas. Y hay que usar otros caminos. En una comunidad universitaria, la proliferación de “elementos” que, alejados de los más elementales principios de la ética, tratan de lograr la integración "bajo amenazas de represalias", lo único que consiguen es sembrar el temor, la desconfianza y la desilusión, que a su vez conducen al estancamiento e incluso al retroceso de la institución universitaria.

    La integración hay que lograrla mediante procedimientos dignos, por la vía del convencimiento, del diálogo, del respeto a las libertades, a través del debate de las ideas, de las propuestas, y con métodos claros, honestos, transparentes y participativos, en foros donde podamos expresarnos y agruparnos sin ningún tipo de temores.

    Ya para finalizar, y recuperando la clave de humor, creo que para afrontar situaciones como las que he citado, sería del todo deseable no tener que recurrir a aplicar, como única salida posible, la filosofía de un célebre maestro de la tauromaquia de mediados del siglo pasado (sin duda precursor de la “Regla de las 5 haches”): En una ocasión, un aspirante a novillero le preguntó cómo había hecho para llegar a ser un artista tan grande, a lo que el maestro respondió: “Pues utilizar la Regla de las Tres Bes: Balentía, Boluntá y Buebos; ¡sobre todo, buebos!”. Y aunque esta anécdota pasó prácticamente inadvertida en los círculos taurinos nacionales, fue por otra parte muy celebrada en Manhattan.

    Nota: En lo que de ficción existe en estas reflexiones, cualquier parecido con la realidad puede ser mera coincidencia. Sólo quienes, si por algún motivo, tuvieran alguna duda de haber sido aludidos, pueden darse por aludidos.

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