La hora del cambio en todos los sentidos
Nos afanamos desde CSI·F estos días en no permitir que en los centros de trabajo de Castellón de desvíen las miradas del verdadero problema que nos acecha y que no es otro que la situación crítica de nuestro mercado laboral. Las cortinas de humo son muchas y los programas que apuntan soluciones al paro y la precariedad laboral muy pocas.
Situaciones límite como esta han sido las que históricamente han provocado variaciones sustanciales en sus condiciones de trabajo y han supuesto puntos de inflexión en los cambios más significativos para las relaciones laborales.
Recuerda nuestro sindicato estos días que hace 129 años que los trabajadores se plantaron para reivindicar mejoras en sus condiciones laborales y, más en concreto, para exigir una jornada laboral de ocho horas. Desde entonces, la insistente lucha por alcanzar unas condiciones de trabajo dignas ha sido constante, de la misma manera que la conmemoración de una fecha, el 1º de Mayo, símbolo del espíritu de miles de trabajadores que no cejaron en su empeño para conseguir una reivindicación justa.
El empleo y las condiciones laborales se han visto significativamente afectadas por la crisis económica que viene azotando nuestro país desde el año 2008 y que ha alterado perversamente elementos esenciales de las relaciones laborales. Los desempleados se cuentan por millones, el empleo se ha precarizado notablemente, los salarios han sido devaluados, las prestaciones recortadas, los servicios públicos maltratados y los empleados públicos vilipendiados.
Las condiciones laborales han sufrido un fuerte desequilibrio generando salarios inferiores a 400 euros y un número excesivo de contratos temporales y el contrato a tiempo parcial se ha generalizado en empresas y administraciones. Igualmente, el impacto sobre el empleo en los últimos años de crisis ha elevado la tasa de paro al 23% y el desempleo juvenil alcanza el 51.8%.
La recuperación de la economía que, según el Gobierno, comienza a vislumbrarse y es 'firme' debe trasladarse urgentemente al mercado de trabajo impulsando el establecimiento de mecanismos que mejoren sustancialmente el salario, la jornada laboral, los derechos laborales recortados, la estabilidad en el empleo, las condiciones en que se realiza el trabajo y la protección social del trabajador.
La precariedad también se ha instalado en lo público, con salarios que se han devaluado más del 30% durante los últimos años con pérdidas retributivas de pagas extra, seis congelaciones salariales y el 5%, de media en las nóminas en 2010; se han perdido más de 400.000 empleos públicos, los contratos de trabajo se han reducido considerablemente sin que se cubran las vacantes por jubilaciones y los que se han realizado se han precarizado; se han privatizado servicios públicos, la jornada laboral se ha incrementado injustificadamente y ha desaparecido la acción social; se han incrementado las ratios de alumnos por aula y las listas de espera en la sanidad pública aumentan sin cesar.
Para CSI-F, no caben excusas cuando los indicadores económicos apuntan una recuperación económica que el Gobierno anuncia por doquier, aunque en nuestra provincia se traduce en unos más que relativos 8.000 desempleados menos que hace un año. Tiene que ser el momento de devolver las condiciones laborales a los que se han sacrificado para salir de una crisis de la que no son culpables.
Para llevar a cabo esta tarea necesitamos un modelo sindical moderno, independiente, transparente, negociador y reivindicativo que ofrezca las garantías que los tiempos actuales requieren y los trabajadores demandan. Estos mismos días leemos en la prensa los 'guiños' de cada partido al sindicato de clase de turno en forma de promesa electoral. El tradicional statu quo sindical no ha evitado la crisis y difícilmente la solucionará. Por suerte el trabajador ya se ha dado cuenta de qué diferencias hay entre sindicatos de clase al estilo del siglo XIX y lo que pueden hacer por sus condiciones laborales otros sindicatos profesionales sin ataduras.