A/A de doña Rita Barberá
Señora Alcaldesa de Valencia,
Doña Rita Barberá,
Dado su discurso en el día de ayer, en el acto de la Crida, ante miles de valencianos y falleros, me veo en la obligación de dirigir las siguientes palabras hacia usted. Las palabras que a continuación leerá se las dice una joven que ha estudiado protocolo, que ama la fiesta y sobretodo que tiene mucho sentido común, algo que ayer no imperó en las Torres de Serrano.
Como asesora de protocolo. Ayer, sus asesores, cada vez que hablaba, les debía estar brotando sangre de los oídos. Ese discurso, tal vez se preparó, pero no creo que tuviese nada que ver con lo que finalmente dijo. Y al fin y al cabo no es lo que dijo, sino el cómo. Quiero pensar, tal vez porque usted ha sido (hasta el día de ayer) un icono para mí en el mundo de las fallas, que la edad haya podido hacer mella en usted y por eso fueron así sus palabras. Pero la veo demasiado fuerte, no sé si me explico.
Como fallera. Ayer, lo presencié en directo y en el momento no fui consciente, pero con el paso de las horas, caí que su discurso no había pasado inadvertido. Su actuación, eclipsó por completo a nuestra Fallera Mayor de Valencia, tal vez porque nosotros lo hayamos hecho así, y le hayamos dado mucha más repercusión a sus palabras que a las de la propia Estefanía. He de aplaudir la entereza de la Fallera Mayor, dado que su nivel de concentración fue excelente y no se involucró en el discurso previo al suyo.
Como valenciana. Ayer, me sentí avergonzada, de que la Alcaldesa de esta gran ciudad, hablase nuestro lengua de tal manera. ¿No está segura de hacerlo bien? No lo haga, pero lo que está claro es que así no.
Queremos que las fallas se las reconozca a nivel mundial como se merecen, primero hágalo usted, reconozca la importancia de la fiesta y presente sus disculpas a las FFMM de Valencia, a sus Cortes y al colectivo fallero.
Deseo que lo sucedido no sea una “cortina de humo”, ni una estrategia política, porque las fallas no son ni de un color ni de otro, las fallas son de los falleros.
Sin más,
un cordial saludo.