La agenda ha muerto, viva la agenda
Tras estudiar las distintas publicaciones editadas de esas características en la provincia, se decidió que fuese algo práctico y conciso que informara del “donde y cuando”. La experiencia fue positiva, consiguiéndose los objetivos marcados: reunir en un folleto, toda la actividad que se desarrollaba en l’Alcora y sobre todo acallar aquellas voces que frente a la apatía y el pasotismo defendían que en l’Alcora no se hacía nada.
El principio no fue fácil. Conseguir que las asociaciones pasaran información para poder programar, procurando que las actividades no se solaparan, no estuvo falto de problemas y de múltiples llamadas telefónicas para coordinarlo todo. Pero con el tiempo, el interés de los alcorinos y todos los agentes sociales, se consolidó una agenda reclamada por aquellas personas que buscan lo práctico y prefieren antes de conectarse a la página Web del ayuntamiento o llevar en el bolso el crónicas de l’Alcora, tener el folleto a mano y poder consultarlo en el momento que lo deseen. Y así, la agenda cultural llegó a formar parte de los componentes que acompañan habitualmente a una señora en su bolso o en la cartera a los caballeros.
¿De que puede ser culpable una modesta agenda cultural? ¿De informar? ¿De hacer que las asociaciones más humildes fueran tratadas con la misma importancia que el resto? ¿De su coste? ¿...? De repente y sin previo aviso una mente privilegiada, decide con el consenso de otros bien pensantes, suprimirla. Dentro de mis lagunas propias de la edad y sin el ánimo de pretender ser lo que no soy, por mucho que diga y le pese a la concejala de asuntos sociales la Sra. Gil, pero si con la máxima de que en cultura siempre hay que sumar, no consigo entender que ha llevado al equipo de gobierno a retirar una modesta agenda impresa a dos tintas, de la circulación.
Todos sabemos lo denostado que quedó el flamante concejal de cultural después de la última edición que tuvo que coordinar y no quiero pensar, que esta decisión haya sido tomada en un alarde de poder y autoridad, para vengarse de aquellos que lo criticaban. Sus argumentos faltos de consistencia y perdidos en un laberinto de incoherencias, no tienen ni pies, ni cabeza, solo el interés de lucirse frente a su público.
Los argumentos económicos se caen por su propio peso, una agenda que se edita don veces al año con una tirada de 3.000 ejemplares a un precio medio de 1.200 .-€., no es razón suficiente ni excusa para retirarla, si bien es cierto que todo suma, más sumaría si nuestro concejal en ese interés personal de sacar más partido económico del ayuntamiento y teniendo su asignación por asistencia a plenos y comisiones, no hubiera aceptado la asignación por ser portavoz de su grupo político, y que le aporta un ingreso mensual de 270.-€., que por doce mensualidades suma 3.240.-€ mas al año. Si hacemos una valoración del coste de la agenda y lo que nos cuesta esta asignación, las arcas del ayuntamiento hubieran salido beneficiadas.
Como se puede ver, estamos hablando de unas cantidades insignificantes que no van a salvar de la crisis a este ayuntamiento. Que la agenda sea apartada de la circulación obedece a la incompetencia de un concejal que no es capaz de gestionar personalmente un elemento tan simple como este, que necesita una legión de servidores que le hagan el trabajo y que ante el esfuerzo que esto supone prefiere desarrollar la ley del mínimo esfuerzo a tener que estar pendiente de las asociaciones.
Averiguar que se esconde en todo esto, es fácil. La crisis, argumento recurrente, es utilizada para justificar acciones encaminadas a recortar los servicios que se prestan desde el ayuntamiento a los ciudadanos, agenda, baile de las eras, casal jove, coste insignificante para lo que es el presupuesto del ayuntamiento. Pero que deja de existir cuando se trata de gastar el dinero en otros menesteres para lucimiento personal y el de sus acólitos.
La agenda y otros, solo son la punta de iceberg de un planteamiento, que encubierto en la mejora de sus servicios, esta volcado en transformar o destruir todo aquello que los alcorinos han disfrutado durante mucho tiempo. L’Alcora está de luto: la agenda ha muerto, viva la agenda cultural.
