No me salen las cuentas
Porque demos por supuesto que reducimos el déficit en la forma y cantidad en que debe hacerse. Y hasta que las empresas (por recuperación de la demanda que no del crédito) consiguen contratar dos millones de personas, con lo que quedarían otros dos millones más que nunca encontrarán empleo porque corresponden a perfiles de baja intensidad y la construcción y afines nunca volverán a ser lo que eran. Hasta es posible que nos incorporemos con algún retraso a la lista de países tecnológicamente avanzados, cosa harto difícil porque hasta la propia Europa se está quedando arrinconada. Supongamos que todo va bien…
Pero las cuentas siguen sin salirme. Vean: hace dos años me compré un coche de 30.000 € (por ejemplo) y ahora, porque no necesito esos lujos, lo quiero vender para hacerme con un básico de 10.000 €. Ahora no me dan ni 5.000 por mi coche, que no tiene más de 60.000 KM. ¿Cuánto he perdido?
¿O la casa que compre por 300.000 €, con una hipoteca de 280.000, pensando que en un par de años valdría 500.000. Ahora resulta que la casa vale menos de 200.000 y aunque quiera venderla no puedo porque las hay iguales a 180.000 €. Pero yo al banco le debo un cuarto de millón de euros, que apenas puedo pagarle porque me han bajado el sueldo. ¿Cuánto he perdido? ¿Cómo vivo? A mis hijos solo voy a dejarles deudas y una casa que en un par de años más no valdrá ni la mitad que me costó. No me salen las cuentas.
Suponiendo pues que todo vaya lo bien que pueda ir con tanto nuevo paradigma, la cuestión es que yo estoy atascado para los próximos diez años, a no ser que me toque la lotería. Saldrá Zapatero o Rajoy. O Rosa Diez. El Tribunal Constitucional sacará adelante el Estatut. Y las cajas se fusionarán y quitarán diez carreras inútiles de las universidades. Y hasta cerrarán alguna. Habrá menos paro. Pagaremos los miles de millones que debemos a alemanes, franceses y chinos, pero a mí no me salen las cuentas. Mis cuentas. Soy más pobre que hace cinco años y dentro de cinco años aún lo seré más.
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