Razones por las que Camps se muestra optimista
Está aquello de que un optimista es un pesimista mal informado o al revés. Que puede ser el caso de Camps porque su círculo más íntimo solo le habla de lo que al presidente le gusta escuchar y evita siquiera pasarle una foto en la que salga por su perfil menos atractivo. Pero puede ser también que el propio Camps, después de las depresiones personales que sufrió con el arranque de Gürtel, haya adoptado ahora el criterio de verlas todas maduras porque el viento le juega a favor. Lo de gestionar, gobernar y tomar decisiones frente a la crisis, lo que se llama gobernanza, eso tiene muy poca importancia. Es lo que menos desgasta porque no le interesa ni siquiera a la oposición reinada provisionalmente por Jorge Alarte (PSPV-PSOE)
Camps dice en sus discursos que estamos saliendo de la crisis y que nuestro futuro es más esperanzador que nunca. Y lo dice los mismos días que la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) traslada una realidad deprimente en cuanto al paro, la productividad o la confianza. Pero Camps insiste una y otra vez en su optimismo, incluso cuando en Alicante le hablan en un acto público de lo mal que están; el presidente les mira a los ojos y les manda un doble mensaje: la culpa de todo la tiene Zapatero y si nos dejan hacer el trasvase se crearán miles de puestos de trabajo. ¿Por qué no ser optimista?
Ahora ya nadie le mueve la silla. Rita se adelantó a todos los males y anunció oficialmente mucho antes de plazo que quiere volver a ser alcaldesa. Que no la llamen para otras cosas. Lo de Alberto Fabra no es más que un rumor cortesano que está sujeto a la sucesión de Carlos Fabra y a la posible falta de ambición del personaje para el puesto que se le asigna por sus enemigos. Camps es el único y además es el gran vencedor, ya que ahora cosecha en las encuestas el cincuenta por ciento de los votos. ¿Por qué no ser optimista?
Rajoy ya no lo quiere como antes, pero lo necesita en su carrera hacia la Moncloa. Los votos le tiene que llover al PP en el 2012 desde los fortines montados en ayuntamientos y autonomías en las elecciones de 2011. No es cuestión de liarse ahora cambiando a Camps, cuando lo que necesita son votos. De no mediar algo muy gordo con Gürtel o parecido, Madrid (ni siquiera Cospedal) se plantea tocar a Camps. La Comunidad Valenciana queda como una isla, con sus trajes, fotos censuradas y un numerito todos los días, pero que se lo coman los valencianos. ¿Por qué Camps no va a estar optimista?
Y queda la gobernanza. Hay que recortar por aquí y un poco por allá. La sociedad valenciana tampoco quiere que le pongan un espejo delante de las narices, para demostrarle que hay 550.000 parados y solo funciona una parte de nuestra economía tradicional. Aquí seguimos soñando que somos ricos y engañamos a Hacienda con mucha economía sumergida. Camps nos proporciona un culpable (Zapatero) y con esto tenemos bastante. La estrategia de la sociedad del miedo que utiliza el PSOE para frenar al PP es la misma que en la Comunidad Valenciana utiliza el PP de Camps para frenar al PSOE, que además se las pinta solo para quedarse justito y ajustito con su feligresía. ¿Para qué gobernar? ¿Por qué Camps no va a estar optimista? Todo le está saliendo de maravilla.
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