Productividad en las universidades valencianas
Las universidades son el centro del saber y un pozo de gasto sin control. Durante los últimos años el único objetivo, como ha pasado en toda la sociedad, ha sido construir, construir y hacer edificios que ahora están vacios. Han gastado todo lo gastable para ser más grandes que la universidad de al lado. Y las cinco universidades valencianas han tirado de talonario con la seguridad de que luego bastaba con amenazar a la Generalitat o a un ayuntamiento o a quién fuera, porque nadie podía negarse a abonar todas las deudas contraídas por el foco del saber. El conseller Font de Mora no se atrevió nunca a meterle mano a este debate, lo que ha permitido sobrevivir a profesores y catedráticos desfaenados junto a profesores y catedráticos empeñados en dignificar la universidad.
Y ese principio se ha reproducido en cada facultad, en cada título, en cada grado y en cada departamento. Daba lo mismo que este o aquel catedrático solo tuviera cinco alumnos o que incumpliera todas las normas de incompatibilidades. El año siguiente tenía derecho a los mismos presupuestos de los incontrolados gastos del año anterior. Como los consejos sociales que actúan de consejos de administración solo son ejemplos de Don Angel Si Señor, pues nadie ha cuestionado los desmanes hechos en nombre de la cuna del saber. Basta con echar una ojeada a los informes de la Sindicatura de Cuentas para valorar cómo se han gastado los dineros universitarios.
Pero esta bendita crisis ha traído la austeridad y la necesidad de saber en qué se gasta cada euro. Por eso ha sido relativamente fácil llegar al acuerdo de la financiación por resultados, cuando es un objetivo ya alcanzado en otras comunidades autónomas que aquí no asumían las universidades. 6.000 millones de euros (si la Generalitat cumple) para financiación por resultados, estructural y a la calidad de la enseñanza.
Ahora cada universidad deberá espabilarse para alcanzar una cuota mejor cada año. Hay criterios de resultados docentes, investigadores y, sobre todo, de retorno a conocimiento a la sociedad a través de las transferencias tecnológicas. Si este se hace así, nuestras universidades aspirarán a ser excelentes. De lo contrario pueden seguir siendo un almacén de parados y de saberes anquilosados.
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