Dos para el saco y el saco en tierra
Luego hay otros que son fanáticos nacionalistas, otros que se pasan por la izquierda y otros por la derecha. Incluso podemos sumar unos cuantos de cientos de miles de estómagos agradecidos. Pero el resto de los españoles, una muchedumbre de muchos millones, asistimos estupefactos a esas reuniones en la Moncloa que solo están pensadas como arma arrojadiza entre los fans de unos y otros. Y pensados por los partidos para demostrar su ánimo conciliador. “¡Ven como si estamos dispuestos a pactar!” Y luego viene aquello de que “¡Ellos son lo que no han cumplido su compromiso!”
La cuestión es que sirven para poco estas reuniones de la Moncloa ni cualquier por la simple razón de que ninguno de los dos partidos (ni de los que no están en las fotos) quieren aventurarse en las decisiones estructurales que España necesita para salir de este agujero. Nadie es capaz de pedir “sangre, sudor, esfuerzo y lágrimas” porque sabe que a los españoles no nos gusta que nos digan que ya no somos ricos de familia.
Con lo cual da lo mismo que Zapatero y Rajoy hablen de Grecia, las cajas o se fumen un par de puros a la salud de los cinco millones de parados. Los políticos españoles no son capaces de aventurarse hacia un cambio, sobre todo ahora que ven las protestas griegas contra lo que no tienen más remedio que asumir. Ese es el principal problema de la crisis española: la incapacidad de liderazgo y autoridad para asumir las reformas estructurales.
Porque estoy seguro que si pusieran encima de la mesa los estudios analizados en la web www.reformasestructurales.es de FEDEA, bastaría para tomar unas cuantas decisiones más firmes que las que anuncia y no concreta la Ley de Economía Sostenible o para poner en el BOE lo que dice y amaga Cristobal Montoro. Pero todo eso es demasiado y los políticos prefieren jugar a tirarse los parados unos contra los otros, mientras nadie se da cuenta que para crear empleo hace falta mejorar la confianza de los empleadores.
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