El modelo autonómico
Todo el día hablando de cambios estructurales, reformas en el mercado laboral o recorte de gastos. Pero se habla y no se hace y ya veremos cuándo se haga: crujir de dientes. Pero hoy el cambio de modelo de estado es tan preciso como los cambios económicos. La crisis es global y sistémica, como dice Felipe González. Por lo tanto el futuro no puede soportar una administración tan densa, pesada e ineficaz como la actual, subdividida en miles de ayuntamientos, diputaciones, autonomías y docenas de centros de decisión que no toman decisiones para no perder peso político. Seguimos el modelo francés de administración centralista, pero multiplicada por diecisiete centralidades. Una cebolla.
Evidentemente este es un debate que nadie quiere arrancar, porque hay minorías dominantes que perderían todo el poder en el caso de alcanzar un nuevo modelo administrativo. Pero más pronto o más tarde la deuda de cada una de las capas del Estado será imposible de mantener y por algún lado habrá que meterle mano. La eficacia en un mundo globalizado habla precisamente de centralizar decisiones y compartir el debate para tomarlas. Podemos asumirlo e ir caminando hacia una alternativa eficaz sin graves renuncias políticas o esperar que llegue un mes en el que no puedan pagarse las nóminas de administraciones ineficaces.
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