La inversión extranjera lo ve muy complicado
Vinieron con dinero fresco y tecnología complementaria a la ya desarrollada en España. Echaron unas cuentas y vieron que el negocio era interesante. Por supuesto sus potenciales socios españoles quedaron encantados, porque tras las oportunas indagaciones comprobaron que eran gente seria, financieramente segura y avanzados tecnológicamente en cualquiera de las variables del negocio de las basuras y la energía.
Aportaban además una filosofía del negocio que en España todavía no ha entrado. Las basuras tienen un valor y, por lo tanto, tienen un precio de compra y de venta. No es una cosa de bolsas de Mercadona en un contenedor o de vertederos arrinconados en cualquier comarca. En Alemanía tenían plantas en sitios muy importantes y ningún vecino había protestado por el trasiego. Al contrario.
Primero han encontrado el problema de que siempre hay un “salvem” lo que sea. Este pueblo contra el otro. Aquel colectivo convertido en salvador de un ecosistema que nadie quiere destruir, políticos metidos a mediadores. Y mil papeles a rellenar antes de pensar siquiera en el negocio. Un permiso del ayuntamiento, otro de la diputación, dos de la comunidad autónoma y después el visto bueno del ministerio del ramo.
Y encima que si las tarifas tal que si el ministro Sebastian dice cual y que si antes de ponerse a trabajar en la planta de revalorización un grupo de vecinos ya decía que olía. En un plan de negocio perfecto que había recibido el okey de todos los jefes de riesgo de los bancos alemanes y españoles tuvieron que empezar a incorporar variables que no constan en los libros de contabilidad. A los seis meses ya habían gastado lo previsto en los dos primeros años de capital inicial.
Total: visto lo visto se han ido a Turquía. Con lo cual puede deducirse que nos acabaremos comiendo las basuras con patatas y que aquí no vendrá ni dios a hacer negocios, porque perderán hasta las pestañas. Y eso que no todavía no estaba aprobada la magnífica reforma laboral, porque entonces ni entran por la frontera.
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