¿Qué haremos en septiembre?

Jesús Montesinos - 01/08/2009

Decía Henry Ford cuando presentó el modelo T que si hubiera hecho caso de lo que pensaban los consumidores hubiera diseñado un caballo más veloz. Pero se le ocurrió diseñar un vehículo barato con motor de explosión y parió el siglo XX. Si atendemos a las percepciones de los ciudadanos hay que disfrutar del verano porque en septiembre dios (¡quién sea ese dios!) ya proveerá. Pero septiembre está solo a treinta días y nadie sabe qué pasará.

El informe más serio de los publicados últimamente en el mundo occidental (The End of the End of the Recession) define claramente un escenario económico como mínimo en triple V. Y para la construcción y auxiliares no salimos de esta ni en seis años. ¿Puede uno irse de vacaciones tranquilamente sin saber cómo va a ser septiembre?

La verdad es que cuando uno tiene que tomar la decisión trascendental mira a las referencias. Pues el Rey se va a Mallorca, Zapatero a Lanzarote, Rajoy a las Rías Bajas y mi vecino de Pyme va a gastarse los últimos euros en Andorra. ¿Estamos en crisis o huimos a la espera que Moisés se aparezca en septiembre?

Es como el fin de año. Antes de las campanadas uno piensa los cambios que hará para el año siguiente y a las doce y cinco resulta que todo sigue igual. En septiembre todo será igual o peor, porque no hemos hecho nada para cambiar el huevo que provoca el cáncer en la gallina, sea esta economía o ETA.

Como decía Ford la gente pide vacaciones como toda la vida, aunque sea para volver a las vacaciones de los Alcántara. Pero alguien tendrá que decirnos que las vacas gordas se acabaron y hay que quedarse en el pueblo bebiendo sangría sin fruta. ¿Pero quién se atreve a decir eso desde Lanzarote o las Rías Bajas?

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