Dinamita “pa” los pollos
Ni siquiera vale el subidón del paro en vísperas de que los ricos se vayan de vacaciones. O la dura afirmación de Barrera (presidente de Castilla La Mancha) de ponerle precio al agua del trasvase Tajo-Segura. Si Casillas le diera hoy el beso a Sara Carbonero incluso quedaría devaluado por no ir vestidos con montera y peineta. Entramos al toro con una vehemencia que nos coloca en suerte para cualquier manipulador de la opinión pública. Nos mueven el capote y picamos como pardillos. Ahí está el PP de Castellón entrando al toro de ofertar la plaza de esta ciudad para que vengan los aficionados de Catalunya, cuando la plaza es privada, está en ruinas y no sale a cuenta ni organizar la feria de la Magdalena.
El debate es artificial porque porque LLuis Company ya fue un aficionado de los que más y las corridas de toros no son una fiesta nacional española por mucho que lo diga Cuchares. ¿Qué pasa? ¿Qué en México también los domingos van a la Fiesta Nacional Española? ¿Es Fiesta Nacional Española en Francia? ¿Acaso Pascual Maragall era más españolista que ahora cuando le dio la medalla de Oro de Barcelona al torero Joaquín Bernardo? Y hay docenas de fotos de Montilla y Pujol en plazas de toros sin mayores vergüenzas.
Y tampoco es la defensa de los animales, porque seguro que hay docenas de fotos de Artur Mas y muchos de CiU en la matanza del cerdo en algún pueblo de Lérida, que ha convertido esta tradición en espectáculo para después de un castellet. Por eso la cuestión no son los toros, ni el españolismo, ni el independentismo, ni la sociedad defensora de los animales. La cuestión es que esta bronca es dinamita “pa” los pollos. No sirve nada más que para apartar la atención de otros sitios. ¿Cuánto van a costar las veguerías? En plena crisis sistémica que obliga a recortar costes administrativos, nacen nuevas estructuras de funcionarios, competencias, etc.. Como si aquí y ahora resucitáramos la polémica de las comarcas cuando se habla de suprimir municipios y diputaciones.
Es el arte de generar problemas. No se si en algún despacho oscuro de La Moncloa, de la Generalitat de Catalunya o de la sede del PP en la calle Génova hay un funcionario de manguitos y ordenador que piensa al mes tres o cuatro cosas que emotivamente enganchan a los españoles. En unos casos suenan a prefabricadas (los toros, las veguerías, la bronca del agua…) y en otras es aprovechar que la cosa pasaba por ahí: Véase el ridículo político que resulta cuando Cospedal y Blanco acaban diciendo que la visita de los Obama a Marbella nos pone en el mapa del mundo. ¡Genios! ¡Que son unos genios!
Vayamos a preocuparnos de lo que toca, que son el 3,19 por ciento de parados más en la Comunidad Valenciana. O a valorar que la mitad de los españoles no podrán irse de vacaciones ni a casa de la casa de la suegra. O a tener en cuenta por qué la mitad de las nuevas propuestas empresariales que nacen en la Comunidad Valenciana mueren antes de salir al mercado por falta de financiación. Lo demás es dinamita “pa” los pollos.
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