Los deberes pendientes
Los deberes pendientes se nos amontonan mientras la Derbi opta por Italia (¿Qué saben hacer los italianos que nosotros no sepamos?) y un empresario del nivel de Rafael Benavent (Gres de Nules/Keraben) reconoce ante 300 empresarios en Valencia que no estamos preparados para la internacionalización ni para la movilidad laboral (ni empresarial). Javier Andrés también reconocía que si no hacemos esos deberes nunca podremos competir para nivelar nuestra balanza de pagos y nuestra deuda exterior. Hay muchos que están haciendo los deberes con sobresaliente, pero la gran parte de la población española (y valenciana por supuesto) se refugia en el lema de que cualquier tiempo pasado fue mejor. ¿Para qué cambiar?
Los 100 economistas y otros expertos insisten mucho en el capítulo de la productividad, incluso para indiciar los salarios. Pero fundamentalmente porque la escasa productividad conduce a la incapacidad competitiva. Pero no solo es una cuestión de los currantes. Un trabajador puede tirarse veinte horas al día con una gran eficacia tirando de pala, pero bastaría una si hiciera ese trabajo con una máquina excavadora. Cambien pala por máquina de escribir y excavadora por ordenador o habilidades fabriles y ahí tendrán que la productividad también es cosa de la empresa y los directivos. Aquí creemos que competir es solo cuestión de precios y por eso el mercado alemán los ganarán los chinos o los italianos. Es cuestión de producto bien hecho a precio competitivo, única manera de sobrevivir en un espacio económico de estanflación como el que se nos avecina (estancamiento económico con inflación).
Por eso es importante hacer los deberes y no seguir aportado excusas infantiles. Lo decía también esta semana Juan Roig al presentar la cuenta de resultados de Mercadona (398 millones de beneficios en 2010): todavía no hemos asumido que somos pobres y hemos de multiplicar nuestro esfuerzo y aprender a producir mejor a mejor precio. Hacendado al fin y al cabo. Todo un cambio cultural para una sociedad de pillos e hidalgos, digo yo, porque el esfuerzo no solo es el que diga Zapatero (padre putativo de todos nuestros problemas). La regeneración es personal y colectiva.
Por eso Roig insiste en que ¨”lo peor está por llegar” en un claro discurso realista frente al optimismo preelectoral reinante. Y no es que Roig sea catastrofista (los datos de su empresa indican lo contrario) es que pide que la productividad responda al nivel de vida español y que las administraciones tomen las mismas medidas que están haciendo las empresas privadas para salir de la crisis. Muy simple: hacer los deberes pendientes y atender a los clientes. Hasta la propia CEV lo ha vuelto a pedir esta semana a sus empresas asociadas.
Visto esto y los resultados de Mercadona es más que plausible que el presidente de la Generalitat, Francesc Camps, dedicara esta semana un buen rato a hablar de futuro con Roig. La mayor referencia política valenciana con la mejor referencia económica. ¿Asumiremos así que hay deberes pendientes o mejor nos dedicamos solo a vender buñuelos?