El BLOG de una PYME: Un poco de optimismo, por favor
Porque el ligero optimismo del think tank KS contrasta con el informe que Deloitte ha pasado a la patronal valenciana CIERVAL: Si no hacemos los deberes cada vez nos hundiremos más. Hacen falta empresas más grandes y más productividad para hacer frente a la competencia que hemos dejado entrar en nuestros mercados más cercanos, sobre todo los europeos. Pero como no somos capaces de asumir ese reto, cada vez iremos peor aunque aparentemos lo contrario. Alardear de rico sin serlo es peor que ser pobre y reconocerlo.
Por eso cuando en el polígono nos vemos los autónomos a pegar un bocado hay una impresión general. Cada vez hay más persianas bajadas y no hay un duro para comprar maquinaria nueva; hablar de innovación, diseño y valor añadido es una entelequia. El poco dinero disponible es para refinanciar el circulante, pagar en negro y meterlo a plazo fijo, que en las cajas dan un 4 por ciento por el pasivo mientras las hipotecas están al 2 y algo. ¿Quién invierte en estas condiciones? Como mucho compra una casa porque si aprieta a la promotora y consigue interés fijo sabe que ha construido una hucha. Y si ahora no invertimos en nuevas oportunidades quedaremos para hacer de camareros de los griegos.
Pero del informe Deloitte sale la percepción de que nadie quiere aflorar un modelo económico que suponga cambiar los hábitos tradicionales de la economía valenciana. Individualismo, industria manufacturera, turismo barato, escaso valor añadido y beneficios a corto plazo. Estructura que no ha funcionado, pero que se ha convertido en valor porque primero fue soterrada bajo toneladas de naranjas, luego bajo la llegada de turista de pizza, paseo y pipas y luego por la aportación de la construcción a un PIB de pies de barro. Desaparecida la naranja y la construcción y con unos turistas que no pagan ni el agua que gastan, sale el catastrófico modelo económico valenciano. Que no funciona ni funcionará si no cambia radicalmente. Nos hundiremos con el barco porque ni hay liderazgo político ni social por el cambio.
Por eso mientras KS detecta ese cierto optimismo individualizado, la valoración global española es expectante y la valenciana derrotista. Optimismo pero el justo. Lo justito para poder decir que España no es Grecia y que la Comunidad Valenciana no es el Pireo
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