Que no te líen

Decía Rene Descartes en su “Discurso del Método” allá por el siglo XVII que “La razón es la facultad en virtud de la cual el ser humano es capaz de identificar conceptos, cuestionarlos, hallar coherencia o contradicción entre ellos, y así inducir o deducir otros distintos de los que ya conoce”

Las democracias modernas nos garantizan la libertad de pensamiento, expresión, prensa, conciencia y religión, pero muchas veces estos derechos son mermados por malas praxis por parte de una minoría muy ruidosa, escandalosa y poco prudente. Es típico de las dictaduras fascistas y/o comunistas suprimir estas libertades en pos de un impulso de pensamiento único, que haga creer a la población que su comandante es divino y único. Pero aun estando en estados democráticos podemos ser víctimas del más vil adoctrinamiento, y es que por muy inteligentes que seamos los seres humanos, si desde bien pequeños nos dicen que el suicidio es un acto divino y nos llevará a la salvación, podemos dar por seguro que a muchos convencerán, tal como pasa en algunos países árabes.

Pero no hace falta trasladarse a oriente para ver y conocer casos de este tipo. En nuestro propio país, en nuestros institutos, se dan aislados casos de adoctrinamiento, en el que los profesores, en su condición de educadores y mal usando la libertad de cátedra que la constitución le otorga, imponen sus ideas e ideologías deteriorando el uso de la razón de los jóvenes estudiantes e incluso castigando al que, consciente de otra realidad distinta a la que se le está imponiendo, se manifiesta en contra de esa doctrina que se le intenta inculcar.

Yo mismo en mi época de estudiante de bachiller –y de eso hace escasos años- fui víctima de peroratas por parte de mi profesora de historia, que en un intento de ocultarnos gran parte del temario pretendía convencernos de que su credo y forma de pensar era el ideal y único permitido. En otras ocasiones recuerdo que se daban puntos a aquellos que inconscientemente asistían a manifestaciones, de las cuales ni la causa de su convocatoria conocíamos.

Comportamientos indecentes e inapropiados que llevan a cabo una minoría con poca importancia porcentual sobre el total de los ejemplares profesores, pero que aun así hacen mucho daño a las libertades que anteriormente he citado. Somos o debemos ser personas libres y como tal pensar de la forma que creamos oportuna. Nadie debe imponernos un pensamiento o ideología. La experiencia, vivencias, orígenes e inquietudes marcaran nuestros pensamientos durante nuestra vida. No podemos dejar que el adoctrinamiento siga presente en nuestras aulas como si de una dictadura se tratara. Es nuestro deber como ciudadanos libres y demócratas proteger a los más inocentes, es decir, a los jóvenes estudiantes. Solo así tenemos una garantía de futuro.

Luis A. Ferre: “El adoctrinamiento es lo opuesto a la enseñanza. Es sustituir el prejuicio, que es pasión, por el análisis, que es educación.”