Que nos cuenten un chiste
El empuje de “Il Cavaliari”, que prácticamente empata con Bersani, la irrupción de Grillo y el desplome de Monti dibujan una Italia ingobernable. Así el martes 25 de febrero con la portada del ABC. Resumen magnifico de la realidad que nos hace una idea de la macabra jornada electoral celebrada en la península Apenina el lunes 24 de febrero.
Las encuestas del CIS, en España, señalan como el tercer problema de los españoles a los políticos, pero los resultados electorales que antes he mencionado me hacen reflexionar si de verdad el problema son los políticos o los votantes. Berlusconi como presidente de la republica itálica llevo a cabo una nefasta gestión económica y añadámosle los escándalos de corrupción en los que se ha visto envuelto. Beppe Grillo ha conseguido el 25,5% de los votos a la cámara con un mensaje populista y como única preparación profesional la de humorista. Mientras tanto el tecnócrata de centro Mario Monti, cuya labor al frente del gobierno ha sido encomiable, fracasa electoralmente sacando solo el 10,5% de los votos.
Al mensaje populista se le premia, la mala gestión no importa y los escándalos de corrupción no afectan a la hora de depositar el voto. Mientras tanto el político que solo le importa gestionar bien los recursos de un país y sacarlo adelante sin intereses partidistas pierde estrepitosamente.
Todo esto nos tiene que hacer reflexionar sobre el verdadero problema que tienen los sistemas democráticos. ¿Son los políticos el mal endémico del sistema? ¿O los votantes? ¿Qué criterios siguen las personas al depositar sus votos? ¿Queremos una buena gestión o una cara bonita con mensajes demagogos?
No pretendo ser agorero, pero cuando el mensaje emocional gana la batalla al buen hacer existe el peligro de que esas emociones, que conmueven al electorado, se conviertan en odio, y el odio en política es fascismo. Así empezó la Alemania e Italia de los años 20. Movimientos extremistas están cobrando fuerza en Europa y el mensaje populista y demagogo parece ser que es el único que cala en la sociedad.
Confió en la sociedad de nuestra era pero la historia siempre se repite y cada vez las consecuencias son peores. Reflexionemos sobre esto y digamos que queremos, políticos que hagan su labor como gestores o humoristas que digan lo que queremos oír…
Los latinos, que nos cuesta admirar a alguien pero colectivamente no lo hacemos nunca pues individualmente no hay "nadie" mejor que cada uno de nosotros, somos, paradójicamente, un pueblo que necesita ser guiado siempre por alguien o algo. Pregunta en un colegio de niños si prefieren la clase o el recreo y te contestaráan todos que el recreo. Nosotros, que somos simples por naturaleza, necesitamos guias que nos digan lo que queremos oir y no lo que debemos hacer y todo ello sin pensar en las consecuencias, que para eso ellos cobran y se deben responsabilizar. Luego si sale mal, como casi siempre , ya nos quejaremos yles criticaremos desde el bar de la esquina. . Lo difícil es encontrar a gente que piense más allá de donde pasará el fin de semana. Pero somos así y ya no lo vamos a cambiar. Sin embargo bueno es que haya jovenes como tú que reflexionen sobre estos problemas y se hagan preguntas tan llenas de sensatez. Me has dado la esperanza que esto aún tiene arreglo y te lo agradezco.