Papás a los cuarenta, abuelos a los setenta
Sin darnos cuenta los días pasan velozmente. Todos los días por la mañana nos vemos al espejo y siempre nos vemos iguales, reitero, el motivo es que nos vemos todos los días. No es lo mismo que cuando después de pocos años vemos a un amigo o familiar y notamos el cambio sufrido en su persona en el citado tiempo. Vimos a un niño y ahora vemos a un fuerte joven; vimos a una niña y ahora vemos a una bonita joven.
Respecto a mayores, en nuestro interior pensamos:"¡Qué envejecido está!” o “¡Tan esbelta que era y cómo ha cambiado!”, “No es la misma”.
Quizá notamos que nos hacemos mayores cuando vemos un partido de fútbol y los jugadores nos parecen jóvenes. Cuando nos levantamos de la silla y no lo hacemos de un salto, o cuando andamos y casi todos nos adelantan.
Todos los días en nuestra ciudad hay cambios y casi no los notamos. Costumbres que poco a poco desaparecen y van surgiendo otras nuevas que nos sumergimos en ellas.
En pocos años desapareció la estación del Norte, surgiendo en su lugar el Corte Inglés y una gran avenida. Se quitó la barrera de las vías que partía en dos a Castellón. Ahora tenemos una bonita estación y el soterramiento de las vías. Tenemos el gran complejo comercial de la Ciudad del Transporte que se junta con el complejo de La Salera.
Nos alegramos y acostumbramos al ver la gran fuente si entramos a Castellón por la N-340 teniendo la posibilidad de tomar la avenida que nos llevará a la Ronda Este o coger la autovía que nos llevará a las villas de Benicasim. Si estamos en la Ciudad del Transporte, en unos minutos podemos llegar al Grao por el acceso al puerto o viceversa. Estos cambios han llegado poco a poco, casi sin darnos cuenta ya estamos dentro de ellos.
En otro aspecto también ha habido cambios. Los hijos, sin darnos cuenta se quedan con los papás hasta bien entrados los treinta años. Algunos se casan, otros se independizan y otros se plantean ser padres o madres. Haciendo los cálculos de estos últimos llegamos a la conclusión que vienen a ser padres a los cuarenta y las mujeres sobre los treinta y cinco.
A veces ocurre que los papás de cuarenta o más, al llevar al hijo o la hija a la guardería, siempre hay alguna empleada indiscreta que al llamar al nene le dice: ”Arturito, que viene el abuelito a recogerte”. Y no digamos cuando esos niños toman la comunión, el padre está sobre los cincuenta.
Si ese niño sigue el camino de su padre y se casa a los treinta, ¿Qué edad tendrá el padre? A esa edad nunca podrá disfrutar de su nieto.
Sé que la sociedad ha cambiado y conlleva el cambio de las costumbres familiares. Y ahora entro en el terreno del abuelo. Los que han tenido la suerte de conocer y disfrutar de los abuelos sabrán a lo que me refiero.
En este aspecto veo que hay muchos jóvenes que sin darse cuenta y mirando su propio bienestar privan a sus padres de ser abuelos y disfrutar más años de los nietos. Al ser de avanzada edad y por salud no tienen los mismos reflejos para sacarlos a pasear, tomarlos en brazos, etc.
Esto no se puede generalizar pero si seguimos en esta forma de vida desaparecerán los conceptos de bisabuelo, biznieto y……abuelo.
Es verdad lo que dice y tal vez desaparezcan estas entrañables figuras pero no hay que olvidar que la independencia y sobre todo la seguridad y estabilidad económica cada vez llegan más tarde, no es una excusa, solo hay que mirar a los inmigrantes que en la mayoria de los casos tienen familia muy numerosa, pero también fuimos así hace unas décadas, ahora son otros tiempos en los que la economia familiar no se sustenta por el numero de hijos, ha desaparecido el patriarcado y la incorporación plena de la mujer al trabajo han condicionado en gran medida que muchas parejas se planteen el tener algún hijo bastante tarde y cuando los tienes podemos ver como cada vez desaparece el rol de padres.