La memoria (cibernética e histórica)
Todos los pueblos antes de descubrir la escritura rendían culto a la memoria, mediante la cual transmitían la experiencia, el conocimiento, los sueños, la poesía, el poder y el misterio de los secretos.
Las formas de vida que derivan de la concepción contemporánea del tiempo han situado la memoria en una posición subordinada referente a la actualidad. Paradójicamente, por lo que parece un contrasentido, la sociedad de la información para poder sobrevivir y desplegarse, ha confiado ciegamente en el almacenamiento masivo de los recuerdo y los datos.
Desde un gesto tan normal y cotidiano de encender la luz de la mesita o sacar dinero de un cajero automático, todo depende de unos circuitos de memoria cibernética que nos hacen fácil la vida y nos permiten un nivel de bienestar y opulencia como nunca hasta ahora habíamos tenido.
Este tipo de memoria artificial en teoría nos ha hecho más ricos y rápidos, con las comodidades y facilidades de saber las cosas, pero al mismo tiempo nos lleva al olvido ya que no permite ejercitar la memoria personal.
¿Para qué hace falta saber o recordar en la memoria?, si con una tecla puede encontrar toda la información que necesito. Para que tengo que realizar un esfuerzo en memorizar, si las maquinas lo hacen por mí de manera más completa, potente y rápida.
De qué me sirve ocupar un espacio de mi memoria cuando todo está a la alcance de mi mano. La sociedad se abandona delante de esta evidencia de la técnica y la deja abandonada en el cuartillo trastero, como una antigüedad más.
El descrédito general de la memoria es real. ¿Cuántas personas pueden recitar de memoria un fragmento de una poesía o repetir la alineación de su equipo preferido de distintas temporadas?. La tendencia es que cada individuo utilice su memoria muy por debajo del que podría. Estamos viviendo en cierta oscuridad.
Pero no se nota, ya que en la actualidad es una luz artificial suficientemente potente para crear una ilusión del conocimiento. Seamos claros: Tenemos muchos números para desaparecer como comunidades culturales, tanto si nos dejan morir quietos como si trabajamos con máquinas.
Las identidades y memorias pueden circular por el ciberespacio, sin fronteras ni jerarquías antiguas. Debemos recapacitar y decir las cosas de manera diferente para que nos escuchen la gente nueva, ya que estamos perdiendo la memoria histórica.
Pero cuando se trata de matizar la información que se nos facilita en Google, Wikipedia o cualquier otro medio similar, es cuando nos perdemos. Nuestra memoria nos abastece los detalles, los matices personales, y la realidad del entorno en el que se desenvolvieron los hechos, y todo ese amasijo de sensaciones y percepciones dificilmente nos lo ofreceran esos medioa, que se limitan a narrar los hechos, en función de como los percibió alguien....que no somos nosotros mismos. De ahi el valor de la memoria personal, en comparación con la memoria informatizada. De todos modos excelente tu reflexion.