Una historia real
La historia de Juan es la de muchos Juanes, nació a Écija, de una familia campesina de 7 hermanos, todo chicos. Su familia perdió una guerra y casi bueno había perdido la autoestima por culpa del hambre. Cómo otros muchos antes de que él escapó, cruzar el país en Sevillano para acabar saltando pocos metros antes de entrar a la Estación de Francia para evitar ser cogido por la policía, cerrado al Pabellón de las Misiones de Montjuic y deportado de vuelta por ilegal y carencia de papeles.
Ponemos que Juan, después de trabajar mucho y descansar poco en su barraca, consigue un piso con frigorífico, un trabajo a una cadena de montaje, enamorar y enamorarse de Maria Dolores. Después vinieron los hijos, la tele, primero en blanco y negro y después de la muerte de un dictador el mundo se saturó de colores.
Ahora pero todo queda muy lejos de su silla de ruedas, si no fuera por Violeta que lo empuja 6 días a la semana, incluso el parque donde cada día toma el sol estaría demasiado lejos. Violeta nació en Bolivia y como Juan,llegó sin papeles. Cada día cuando acaba de empujar la silla de Juan hasta el débil sol de invierno, antes de entrar al tren, hace el signo de la cruz porque tiene miedo que al llegar a destino puede tener una topada con la policía que le pidan papeles que no tiene. Si esto sucede le supondría ser recluida en un Centro de Internamiento y posteriormente deportada en Bolivia.
Las coincidencias entre las dos historias vitales serian mucho tristes si no fuera porque todavía es más triste que Carlos, el hijo grande de Juan, es de los que piensan que la culpa de la crisis es de los inmigrantes ,que cómo Violeta tienen cura de miles de Juanes.
Carlos culpa a Violeta y no a los especuladores que quisieron hacerse demasiado ricos. Muchos Carlos niegan una oportunidad a las Violetas y no protestan porque los bancos hacen desahucios de familias a las que vendieron que era una buena idea endeudarse por encima de sus posibilidades y además de quedarse con sus viviendas obligan a las familias de Carlos de turno a continuar pagando sus hipotecas.
Lo peor para Violeta no sería ser devuelta en su país, el que le saca muchas noche el sueño es cuando sueña que un policía no le permita llegar a recoger a sus dos hijos a la salida de la escuela.
una entre muchas soluciones , en mi proximo escrito Una sola nacion