El Foro Davos (¿a qué huele?)

Las mentes más plebeyas quizás no nos percatemos, pero se ve que un olor puede luchar contra el desánimo económico.

Ya no es cosa de la economía, así, con mayúsculas, ni estudios macro-económicos, ni previsiones anuales ni de resultados bursátiles.

Ante la cotización del yen o la situación del dólar, del euro y el IPC, pongamos una fragancia a nuestro apéndice nasal.

Porque claro quién no prefiere al entrar en una empresa, fabrica, nave u oficina oler una suave fragancia estudiada para subir los ánimos antes que cualquier ambientador de lavanda harto olido por todos.

Conscientes de ello, desde el foro han propuesto la creación de una fragancia para reuniones como una nueva tendencia de marketing, en este caso olfativo.

El objetivo es consiste en lograr emociones positivas, rociando tarjetas, catálogos y productos. Lo que no queda claro es si, una vez la pituitaria se haya acostumbrado al dichoso olor, la percepción volverá a su sitio y el desanimo económico nos envolverá otra.

O cuando salgamos de la oficina, rodeados de un ambiente que nos invada de motivación y energía, con gotas de “pachulí”, rosas y flores varias y notemos el olor de la calle, el rancio perfume de hormigón nos recuerde de un plumazo la subida del coste de vida, el paro y la bajada de nuestra capacidad adquisitiva.