Caramelos por política
Estamos mal criando nuestro sistema laboral dándoles caramelos por política, no les echemos la culpa a los trabajadores por cogerlos pues ellos solo aplican las normas según están legisladas para el bien suyo como haríamos y hacemos cualquiera de nosotros. Yo creo que el problema es de nuestros legisladores que se han convertido en vendedores sin escrúpulos de ilusiones, no importando el fin social aunque sí que puede mover más masa social para que ellos puedan seguir estando ahí arriba.
Yo creo y con esto acabo que nos sobran charlatanes de izquierdas y de derechas, y que solo necesitamos simplemente políticos. A los que cobran seguro de paro, yo les pondría a todos a limpiar bosques”. Se lo escuchaba decir a menudo a un compañero empresario, ahora ya jubilado, y con distintas variantes en cuanto a la actividad concreta a realizar por los parados, esta era una de esas típicas coletillas que abundaban hace algunos años en las tertulias de sobremesa, esas de café, copa y puro, que cerraban las típicas comidas de empresarios. Hoy este tipo de ocurrencias ya no se estila, sumidos como estamos en el ambiente de lo políticamente correcto.
Pero, sin demagogia ni populismo, algo tendremos que hacer. Leo en un periódico que el pasado mes de mayo, la Consejería de Trabajo de la Generalitat de Catalunya envió una carta a 8.000 parados de la provincia de Lleida, todos ellos con experiencia anterior en el sector agrícola, ofreciéndoles un empleo en la campaña de recogida de fruta, antes de ampliar el cupo de inmigrantes extranjeros. Solo respondieron 1.000. A los demás debió parecerles que recoger manzanas a pleno sol es un trabajo indigno de su condición y, probablemente ofendidos, decidieron seguir cobrando los 800 euros del paro y ahogar sus penas en la barra del bar. 7.000 colombianos, marroquíes y subsaharianos se lo agradecerán.
La prestación por desempleo es un derecho reconocido por la Constitución que deviene de las cotizaciones sociales y que, por supuesto, nadie pone en cuestión. Pero en paralelo a los derechos, siempre exigibles y exigidos, deben estar los deberes, muy pocas veces invocados. No es tolerable, tanto por razones de índole moral como económica, que personas que están percibiendo una prestación derivada de un hecho objetivo, el de no tener trabajo, hagan lo posible para mantener formalmente esta situación y seguir cobrando el paro.
No pretendo generalizar. Sé que entre los millones de parados que cobran la prestación o el subsidio hay muchos que lo están pasando muy mal y que hacen todo lo posible por encontrar trabajo cuanto antes. Pero todos conocemos infinidad de casos de personas que no tienen el más mínimo interés en ser contratadas antes de agotar la prestación, o que cobran el paro mientras trabajan en la economía sumergida, o que han dejado voluntariamente el trabajo pero han acordado con el empresario un despido improcedente para tener derecho a la prestación. Todos lo sabemos y a todos, empresarios y trabajadores, nos ha venido bien. Pero es insostenible.
Habrá que buscar fórmulas para que las personas que quieran percibir la prestación por desempleo realicen algún tipo de actividad de forma obligatoria, bien sea de carácter formativo o bien en beneficio de la comunidad, incluido ¿por qué no? el limpiar bosques. Con esto obtendríamos un triple beneficio: mejoraría la formación de las personas desocupadas, la comunidad en su conjunto se beneficiaría de los trabajos realizados por ellas (tal vez habría menos incendios), y nos ahorraríamos un montón de dinero dejando de abonar las prestaciones a los muchos, muchísimos, que, súbitamente, desaparecerían de las listas del INEM. Únicos damnificados, los bares. Son reformas de este tipo las que necesitamos si queremos abordar con profundidad nuestro atávico problema de paro estructural, al que ahora se ha sumado de forma dramática el paro coyuntural derivado de la grave crisis que padecemos. Señores, hay que aprender a buscarse la vida.
Disculpas ,si es como usted comenta J.megias