En busca del becerro de oro
Una vez dicho esto no acabo de entender porque en la política hay un afán y exquisita capacidad de exculparse, no solo como individuos, sino también como grupo o civilización el problema. La corrupción política no es ajena a una mutación histórica. Con mucha frecuencia se habla de la corrupción política como de un estado permanente económico.
No deja de ser interesante observar que en una sociedad tan mercantilizada sea el soborno o favor otorgado desde él poderla cambio de financiaciones o del propio interés, lo que realmente impacta en nuestra estructura morales alarmante y escandaloso, comprobar que la ausencia de valores eticos, se vive con normalidad ofreciendo un atractivo que el propio dinero ejerce en la vida.
Cuando se habla de corrupción política, quiero decir algo mas que “pillería” o uso indebido del poder a cambio de dinero.
Me refiero al ámbito paradigmático de la sociedad y la dramática orfandad de objetivos que se aprecian en el seno de las organizaciones políticas que arrastran a funcionamientos miméticos faltos de convicción en lo que se hace, incluso en lo que se retenemos que considerar que los ideales e ideologías no son monedas de cambio ni tienen cotización económica.
En la actualidad es muy difícil de impedir que exista la tentación de perpetuarse en el poder a toda costa y de enrocarse en puestos ejecutivos bajo la excusa de la disciplina interna.
Esta tendencia que se produce en las organizaciones sociopolíticas solo podrá curarse abriendo ventanas participativas y criticas. Los políticos no deben mostrar inquietud por la perdida de protagonismo en una sociedad perfectamente estructurada.
De esta forma los partidos se convertirán en el conductor del tejido social respetando a cada uno con su laboreo debemos olvidar que los votos se conceden para liderar y no para mandar.
Hemos de terminar con los aparatos gigantescos creados por los partidos que les han llevado a la búsqueda del dinero sin escrupulos. Estamos transformando la política y nuestra sociedad en la búsqueda del becerro de oro
Apreciado Sr. Mejías . Dice usted: "No solo hay que explicar el Mundo. Sino comprenderlo" y agrega usted: "Una vez dicho esto no comprendo" Le confieso que yo tampoco lo entendía a usted. Despues de razonar sus dichos, he llegado a la conclusión de que, no todos entendemos lo que sabemos y de ahí nuestra incapacidad en trasmitirlo o asimilarlo. Así de sencillo. Muchas gracias por invitarme a razonar. Espero con interes su proximo artículo