Adán y Eva nunca se conocieron (¿origen de la vida?)
En la actualidad podemos informar la naturaleza y el origen de la vida a partir de una base científica sin recurrir a ninguna intervención prodigiosa ya que los seres vivos están integrados por moléculas y que rigen el comportamiento de la materia.
Si examinamos detenidamente en el globo terráqueo, de un modo natural se dan 92 elementos químicos de los cuales 27 son componentes de la materia viva y no todos son necesarios. Eliminando el agua de nuestro cuerpo, más de la mitad de nuestro peso es carbono, un 25% de oxígeno y casi un 10% es nitrógeno.
Seguramente con el tiempo los humanos se reproducirán de distinta manera como hoy la conocemos, posiblemente uniendo en una probeta todos los elementos: agua, carbono, oxígeno y nitrógeno y otros consigamos crear al hombre nuevo: ¿Qué clase de hombre será?, ¿Creerá entonces el hombre lo de Adán y Eva?, ¿Quiénes fueron los precursores de todas las personas que vivimos hoy día? Todos conocemos el cuento de Adán y Eva narrado en los primeros libros de la TORA.
Por supuesto, el problema no es sencillo y hay muchas incertidumbres en las fechas (principalmente por la necesidad de calibrar el "reloj molecular"), pero las estimaciones más actuales son que Eva vivió hace unos 200.000 años, mientras que Adán lo hizo hace unos 75.000 años. Los primeros habitantes (EVA) eran hermafroditas podían cambiar de sexo según las necesidades reproductoras. Seguramente muchos se escandalizaran sobre estos nuevos estudios, seguramente en la época que vivimos tiene una importancia relativa ya que en el mundo en que vivimos hay cosas más importantes que nos afectan y son en las que deberíamos incidir
La misión principal del cerebro es garantizar nuestra supervivencia, sin importar si vivimos bien o mal. Si bien nuestro cerebro nos protege, sólo lo hace de aquello que pone en peligro nuestra vida. No se ocupa ni preocupa de nuestra calidad de vida, a menos que calidad de vida y supervivencia signifique lo mismo para él. Por ejemplo, en personas acostumbradas a vivir en un status económico alto que no conciben vivir en otras condiciones, su cerebro luchará para no bajar de ese status. De igual modo, personas que han sufrido durante un largo tiempo les resultará complicado convencer a su cerebro que se puede vivir de otro modo. Nuestro cerebro no es un amigo en quién podemos confiar ciegamente, él tiene unas preferencias vitales que no tienen porqué coincidir con las nuestras y dejarnos arrastrar por él no garantiza bien alguno, ni siquiera la felicidad tan ansiada por las personas. Conclusión. Piensa, habla, dialoga y negocia con tu cerebro, no te sometas a él en una esclavitud