Callejón sin salida

En aquel lugar paradisíaco que comentábamos en el artículo anterior, contrataron finalmente a Pinocho, a quien, como en la “mili”(definición de aquel tiempo perdido para servir a La Patria), se le asignó un puesto de guardia frente al “Ojete” por el que aparecían de vez en cuando “Cagalera” y “La Pudor”. El gran esfuerzo que suponía estar detectando día tras día los perfumes de tan distinguidas esencias hizo que, a Pinocho, le fuera creciendo la nariz, por lo que, no pudiendo mantenerse en pie, lo sentaron en el techo de una furgoneta elevándolo a una posición que nunca él había imaginado. Para compensarle de tan ingrato trabajo, las Autoridades locales le concedieron licencia para ofrecer, a modo de “Suvenirs”, aquellos perfumes que tan generosamente regalaba la propia naturaleza.
    
Cada vez más, acudían las gentes a Pinocho pidiéndole licencia para disfrutar respirando a “boca llena” tan “ricos” perfumes.    

Cierto es y así debemos reconocerlo, que, “Cagalera” y “La Pudor”  eran extremadamente generosas y ofrecían sus perfumes cada vez con más asiduidad.

Desde entonces, aumentó la compañía y fue de agradecer, pues con ello, se consiguió que muchas gentes disfrutaran de aquellos espacios públicos y privados que, con anterioridad a la vigilancia asignada a Pinocho, eran invadidos por esos seres horrendos de hocico puntiagudo que, con grandes bigotes y una cola descomunal, se paseaban libremente por aquella zona asustando a los vecinos. Hoy, desaparecidos todos aquellos animales, ya solo queda uno. Lástima que Pinocho tenga que cerrar su establecimiento cuando el único animal de casta  que queda en el lugar, tiene que ocuparse de recorrer La Vila.

Sería además muy preocupante que al romper alguna barrera, pudiera escaparse este animal y que alguien, para evitar daños mayores, intentase meter al morlaco en el toril, pues, a falta de este “bicho”, la zona resultaría  extremadamente  aburrida.

Per lo tant, ¡A la Barrera!
Pues que es “Bou”, jo ho asegure,
(sense faltar-li a ningú)
i es que en cognom arreplega
el que no vols ser ni tu.
   
Pero existe algo más que las gentes del lugar debemos de agradecer y es que, o bien el Santo Patrón San Blas, o bien la Virgen del Carmen, están haciendo verdaderos milagros para que ese tráfico tan “vigilado” en la zona, no aumente esas estadísticas de accidentes que tan “bien se venden a la Población”.

Es de suponer, por lo que en esta zona se puede observar, que, bajo la protección de nuestro patrón San Blas o de la Virgen del Carmen, ninguna falta hacen las señales de tráfico, por cuanto, su incumplimiento, no es motivo para “escandalizarse”. Yo diría, según algunos comentarios que me constan, que quien se queja, lo hace por vicio y no para advertir que tal y como “se cumple” la normativa circulatoria, podría producirse algún fatal desenlace que, por supuesto, ninguno de los vecinos desea.

Pero… ¿Y si ocurre? ¡Pues “nà”! La Autoridad “competente” achacaría las consecuencias a quien no respetó la señalización, pero no a quien no la hizo cumplir y que estando advertido, nada hizo para resolverlo. De cojón…Digo, de cajón

Comprueben las fotos que se cuelgan en esta columna y juzguen Vds. mismos.

UNA SALIDA PERFECTA

 Imaginen el camión que obligatoriamente debía girar a la izquierda y ante el impedimento de hacerlo así por culpa de quien estaciona en medio de la calle, únicamente tiene una solución ¡Salir por dirección prohibida! con el consiguiente peligro para quien, circulando correctamente, pudiera ver interrumpida su marcha por tan aparatoso vehículo, “rompiéndose la crisma” al chocar contra él. ¿Le gustaría ser Vd.? ¡A mi no!

Estimo que, al igual que las meigas en Galicia, soluciones  “Hay-las”. Pero ¿Alguien a quien corresponde dar soluciones, quiere ver estas situaciones de peligro? Pienso por lo que sé, que eso, es harina de otro costal, aunque estimo, es una opinión muy personal, que no. De todo esto ¡Se pasa olímpicamente! Y, como resolver estas “anomalías” es cosa de los técnicos y no de las Autoridades, ¿Què ocurre? Pues que mientras unos “pintan”, otros  “despistan”.

Vaya pues mi dedicatoria, para quien la quiera recoger, pues no es a mi a quien corresponde resolver el tráfico en nuestra Ciudad, pues ¡Doctores tiene la Iglesia! o más bien “Poli-Técnicas” y yo, por mi actividad profesional, está claro que tengo ¡Deformación profesional! y veo “fantasmas” donde no los hay ¡Bueno! Lo de que yo pueda ver “fantasmas” por donde no los hay,  es un decir.  Por lo tanto, lo que propongo, no es otra cosa que REGULAR ADECUADAMENTE EL TRAFICO Y ADEMAS HACERLO CUMPLIR. De lo contrario ¡Plaf! “L’esclafit” y a La Plana.