Aquellos tiempos del "pikú"
No obstante y para no hacer monótono el artículo, hablando únicamente de aquellos guateques o bailes, a los que hacía mención mi lector, me referiré igualmente a como se iniciaban las amistades entre chicos y chicas de la misma edad.
Era la época en la que muchos de nosotros cursábamos estudios en algún Colegio Religioso de la Ciudad, ya fuera en Salesianos, Carmelitas o, en el caso de las chicas, La Consolación.
Sin miedo a equivocarme, y si lo hago admitiré el "reproche", estimo que, en disciplina "externa", o sea, fuera ya de los muros del Colegio, los Salesianos eran los más duros.
Yo, hasta los seis años, fui alumno de la Consolación y después, de Salesianos. Nunca lo fui de Carmelitas, pero para justificar mi opinión sobre la disciplina exterior, mencionaré dos hechos que me ocurrieron yendo a Salesianos y que para mí, debieron quedar fuera de todo control por parte del Colegio, pues uno ocurrió en domingo y otro en jueves por la tarde. (Debo aclarar que los jueves por la tarde no teníamos clase, y los Salesianos la aprovechaban para que los internos "se movieran" con un largo y "entretenido paseo" que duraba más de dos horas).
En aquellos tiempos la feria de San Blas, se ubicaba en el margen derecho del rio, lo que hoy creo que se llama Poeta Calzada o Músico Ibáñez. Era en aquel lugar, o bien en el paseo de la calle Mayor, donde, si se nos admitía, dábamos paseos con grupos de chicas.
También en aquella época, aunque hay gente de mi edad que no lo recuerda, existía un personaje que se enfadaba y nos perseguía profiriendo infinidad de insultos por el mero hecho de llamarle de una forma determinada. ¡No, no! No eran ni Juanitín ni Miguelín. Era un hombre más mayor llamado Manuelet, que nos insultaba e incluso nos perseguía para pegarnos, si le hacíamos notar nuestra presencia diciéndole: "Manuelet té ses".
En cierta ocasión, cuando Don L. G. M. (Salesiano) se acercaba por el Camí d'Onda hacia el Colegio con aquellos internos a quienes había "sacado a pasear" un jueves por la tarde, escuchó los insultos y "blasfemias" que profería el tal "Manuelet" y, tras hablar con él y preguntarle los motivos por los cuales se comportaba así, "Manuelet" le indicó que lo hacía por cuanto unos niños con el babero de los Salesianos le habían ofendido diciéndole aquello de "Manuelet té ses". El Salesiano nos cogió a dos o tres que en aquel momento cruzábamos desde el Paseo Sam Juan Bosco al Camí d'Onda, "recortando el camino" por dentro de una de las acequias del "huerto de Moros", y aunque negábamos que hubiésemos sido nosotros quienes habían insultado a "Manuelet", no nos "valieron coplas" y, al día siguiente, fuimos "recompensados" con el correspondiente castigo para "purgar nuestro pecado".
En otra ocasión, por el simple hecho de vernos paseando por la feria con unas alumnas de la Consolación, fuimos castigados con aquello tan peculiar en Salesianos, que no era otra cosa que pasarnos los recreos dando vueltas al campo, castigo que, según la gravedad de la "falta" cometida, podía durar desde un día a una semana. Las "faltas" más graves llevaban aparejada la expulsión, bien temporal o definitiva.
A pesar de todo aquello, iban pasando los años y seguíamos manteniendo aquella relación, con ex-alumnas de la Consolación.
Esta relación que entre chicos y chicas se mantenía en el tiempo, propiciaba que algunos fines de semana se organizaran aquellos bailes mencionados al principio. Las fechas más propicias eran las de las fiestas Patronales (En la época a la que me refiero no había "bou per la Vila"), aunque la mayor actividad se producía en Pascua y Navidad.
El alquiler de los "pikús" debía realizarse con tiempo suficiente, ya que de lo contrario podíamos encontrarnos con la sorpresa que el Sr. León los hubiese alquilado todos.
Nat King Cole; Doménico Moduño; Adriano Celentano; Paul Anka; Nicola di Bari; Gigliola Cinqueti; Teddy Reno; Peppino di Capri y un largo etcétera, eran los preferidos de aquella juventud que en el domicilio de alguno de ellos, y con la presencia en ocasiones de los padres, se reunían con la sola intención de pasar una tarde agradable.
El lunes siguiente, al juntarse todos aquellos que por haberse terminado el "plazo" del alquiler iban a devolver el "pikú", nuevamente se llenaba el establecimiento del Sr. León.
También de aquella época, son las excursiones en bicicleta a "La Bota"; "El Palaciet", "La Virgen de Gracia" y a todos aquellos parajes que nos permitían pasar una buena tarde en compañía tan agradable.
Es curioso que, aunque aquellas relaciones se iban "disipando" al alcanzar la edad núbil, edad en la que las chicas buscaban a aquellos chicos que eran algo mayores que ellas, debo reconocer que la amistad, en muchos casos, se ha mantenido en el tiempo, una amistad que ha permitido que los hijos de aquellos jóvenes, hoy ya "pasaditos de edad", volvieran a tener una relación que, a los "papás", nos ha servido para vernos nuevamente con asiduidad y recordar, con total agradecimiento, aquella "Década de los Sesenta", en la que tan de moda se puso el alquiler de aquel aparato llamado Pikú, con el que, oyendo aquellas canciones, mayoritariamente Italianas, tan buenos ratos pasamos los jóvenes de la época.
Sería interesante, si alguien conserva un Pikú, rendirle homenaje, y previa la localización de algún disco de Nat King Cole; Domenico Moduño o Paul Anka, rememorar alguno de aquellos guateques de la época.
Si alguien se atreve, estoy dispuesto a colaborar.
¡Ojo! Yo pongo el local y los demás, que se hagan cargo de la merienda y el alquiler del "Pikú".
¡Hola, Fraisco Bota! Es d'agrair que t'alcen els ánims de quant en quant. Jo, per la meua part faig el que puc per entretindre a la gent. Si ho aconseguixc m'alegre un montó. En quan a que exteriorment em conserve bastant bé, te de dir que aixó pasa per dormir el que toca i dormir prou es fá, quan u té la conciencia tranquila. Jo, si alguna vegada he faltat u ofés a alguna persona no m'en recorde, i si es aixina no em sabría mal demanar perdó, cosa que note a faltar en estos temps. De tota manera, gracies per els ánims que em dones i trataré de no fallar. Un abraç. ¡¡Ah!! Em s'olvidaba. Ha pasat ja tot lo de la teua senyora?