Provocaciones
Y me enseña un folleto del Espai d’Art Contemporani de Castellón. Y en particular un apartado titulado como “Sincronies”. Allí se ve un montón de tierra de unos tres o cuatro metros de altura. Una pequeña montaña de escombros en la que las malas hierbas ya han empezado a crecer.
A pié de página dice: “Proyecto de arte público concebido y producido por el Espai d’Art Contemporani de Castelló y la Universitat Jaume I para el territorio de la Provincia de Castellón que tiene como objetivo producir una constelación de arte permanente y temporal en su geografía”. Y tal magna obra de arte titulada “Montaña para Benlloch. Tierra de las obras del gaseoducto” es de la artista Lara Almarcegui, está situada a las afueras del pueblo de Benlloch.
Yo me imagino al agente de la Guardia Civil, situado detrás del Director del Espai d’Art, del Rector de la UJI, del Alcalde de Benlloch, del Director del Aeropuerto-Louvre nocturno, y, no sé si se atrevió a ir, del Presidente de la Diputación. El guardia civil mirando de arriba abajo el montón de tierra y escombros. Con cara de estupefacción. Y pensando: “¡Manda güevos! ¿No les deberíamos hacer el test de alcoholemia y drogas a todos estos?”
La culpa no es de la artista, que ha conseguido lo que pretendía: publicidad, provocación y, posiblemente, honorarios por su idea. La culpa la tienen todos aquellos que se convierten en vehículo de esa provocación a cargo de nuestros impuestos. Y Benlloch y la provincia de Castellón ¿hasta dónde lo soportarán?