Perdón o venganza
Ni más ni menos que eso es lo que se está jugando en el tablero político español hoy en día. Los argumentos son muchos y de lo más variados. Sobre todo, que Pedro Sánchez quiere perpetuarse en el poder, como si el resto de los políticos del PSOE, PP, PODEMOS (hoy SUMAR), VOX y hasta Ciudadanos que en paz descanse no quisieran lo mismo cuando están en el poder.
Es como decir que uno se presenta a las elecciones con voluntad de perderlas porque no es legitimo querer seguir en el poder para cambiar las cosas. Una chorrada. Pero una chorrada que va calando. Como tantas.
Llevando las cosas al extremo la cosa va de venganza o de perdón. A la mayoría de los homo sapiens les sale la vena animal que llevan dentro y la venganza, el castigar al enemigo, el acabar con él bien sea física o civilmente se convierte en un objetivo que suele satisfacer a corto plazo. Pero a la larga el problema se recrudece y se agrava por los hijos e hijas de los castigados. Véase la Alemania de después de la Iª Guerra Mundial, o lo que vamos a ver cuando Israel dé por terminado el castigo a los palestinos (que no sólo a Hamas).
Por eso el perdón suele ser más doloroso para el agraviado, a corto plazo, pero a largo plazo suele tener mejores efectos balsámicos y reconduce los conflictos. Siempre queda la espinita (o la espina si se quiere) pero es un pacto en el que las dos partes saben que algo les obliga a mantener la convivencia. Véase, por ejemplo, la Transición Española.
Por eso yo he votado a favor de que se pueda tramitar una ley de Amnistía. Prefiero un perdón doloroso a una venganza que pueda ser más dolorosa en un futuro.