Okupas vs Ocupa
Y no es lo mismo, aquellos que por circunstancias de la vida, después de pagar religiosamente su alquiler o su hipoteca durante meses o años, de repente al perder el trabajo o los recursos económicos que le permitían estar al día en sus pagos se ven inmersos en un procedimiento de desahucio, que aquellos que han hecho de su vida la patada en la puerta de las casas de otros. No puede ser lo mismo.
A los que les ha ido mal en la vida, pero son honrados, hay que ayudarles. La sociedad debe echarles una mano. Pero si no hay pisos asequibles para los jóvenes, menos hay pisos sociales que sirvan de transición para estos malos momentos.
El problema está en la “K” de “okupa”. Aquí la sociedad tampoco ha sabido reaccionar adecuadamente. Ni el legislador que, queriendo proteger a los “ocupas” con “C”, les ha dado alas a los malos. Ni la Justicia que, por lenta, falta de medios y obtusa, tarda años en cumplir su obligación.
Y este es el caldo de cultivo para los ultras. Ya sabes, estos tipos que se hartan de gimnasio y pesas, hinchados hasta decir basta, que los propietarios ven como única solución a su problema y, a través de una empresa de dudosísima legalidad y muchísima ideología de extrema derecha, los envían a amedrantar a los okupas y a los ocupas. Y suelen ser efectivos…y ahí está el problema: que la gente crea que estos sujetos, con más bíceps que telencéfalo, sean la solución.
Igual es que los que estamos demostrando que no tenemos mucho telencéfalo (el lugar de la sesera dónde está la inteligencia, la memoria y la personalidad) somos los demás.