¡Los españoles primero!
Que los extranjeros rusos, ucranianos, chinos, alemanes y europeos del norte son más ricos que nosotros y, por lo tanto, tienen más dinero en sus bolsillos es algo que hace unos años estamos sufriendo en nuestras propias carnes.
Nuestra estabilidad, seguridad en las calles, bastante aceptable, nuestro clima, nuestra gastronomía y nuestro internet son fiables, nos convierte en un lugar donde hace que, aquellos ricos que huyen de la guerra, de los países con gobiernos totalitarios o amenazados por Rusia (p.e. finlandeses, suecos, o de cualquier país del este de Europa), les apetezca mucho venirse para estos lares.
Y con ello no podemos competir. Alemania está comprando Mallorca a base de talonario y los trabajadores cada vez lo tienen peor para comprar o alquilar un piso patera donde vivir.
Aquí, los alquileres de vivienda estable compiten con los pisos turísticos, donde los propietarios se sacan una rentas que jamás hubieran soñado. Pero nuestros hijos no pueden alquilar ni una buhardilla.
Por eso, que el Consejo de ministros suprima el “visado de oro” me parece una excelente idea.
Estos visados exprés los introdujo en España el gobierno del PP en 2013 presidido por Mariano Rajoy, para revitalizar el sector inmobiliario (decía él). Desestimaron la presión inflacionaria y el riesgo de ofrecer una puerta abierta para blanquear dinero sucio que ello supuso.
Fue el atajo que utilizaron las grandes fortunas extracomunitarias para obtener el derecho de residencia con solo comprar una o varias propiedades por medio millón de euros. Y con ello, la visa les permitía viajar por toda la Unión Europea.
Si la ultraderecha española fuera coherente estaría aplaudiendo la medida, porque viene a ser muy parecida a su eslogan “los españoles primero”. Pero ya sabemos que sus problemas son con los inmigrantes pobres… los ricos, por lo visto, no delinquen ni generan problemas de vivienda a los españolitos.