Cómo crear un bulo
Es muy fácil. Un partido político contrario al sujeto pasivo del bulo se pone en contacto con una descerebrada/o cualquiera y la convence de que el sujeto pasivo no es licenciado en derecho, aunque es abogado y funcionario desde 1990, en realidad. Y le hace creer que este ha falsificado todos sus títulos.
El descerebrado se va a los juzgados… y ya ha puesto la maquinaria en marcha con una denuncia sin sentido. Y como es muy cabezón y el partido político lo calienta y lo calienta, decide ir a la prensa seria a “denunciar” que el sujeto pasivo del bulo esta “investigado” en los juzgados por falsificación.
Prueba con dos medios de comunicación: uno escrito y el otro una radio provincial. El medio escrito, que está en la órbita del partido político impulsor del bulo, hace su trabajo, investiga y se da cuenta del ridículo espantoso que podría hacer si saca la noticia. Y, sobre todo, las responsabilidades en las que podría incurrir si daba aire a una noticia falsa.
La emisora de radio, sin embargo, aunque el afectado por el bulo le da toda clase de explicaciones y pruebas, decide sacar la noticia en sus noticieros a lo largo de todo un viernes, a bombo y platillo.
Cinco días después el juez, que sí que hace su trabajo como Dios manda, decide archivar la majadería.
Pero el bulo ya está creado. Los que quieran creer la patraña se la tragarán a pies juntillas. Y el daño ya está hecho. Sólo ha necesitado un partido político, un descerebrado y una emisora de radio dispersa-bulos.
Pues eso me paso a mí la semana pasada. Pero… arrieritos somos.
