¿Con gas o sin gas?

Allá por los años de la industrialización española la fabricación cerámica ya tuvo su primer cambio tecnológico relacionado con la energía al dejar de utilizar la biomasa que generaba la Sierra Espadán en forma de leña para los hornos cerámicos y cambiarlos por los entonces más modernos hornos de fueloil.

En los ochenta, el sector cerámico ya tuvo su segunda transformación con la utilización del gas para los hornos de rodillos y lo que se llamó la cogeneración de las atomizadoras de tierra que generaban energía eléctrica para el propio proceso productivo o para vendersela a la red eléctrica.

Hoy estamos en una nueva situación de crisis por las razones que ya todos sabemos. Y el sector cerámico, que es ultradependiente del gas, necesita una solución alternativa no solo para ser competitivo sino para subsistir.

Parece ser que la solución que se vislumbra en el horizonte es el hidrógeno. Pero este debe ser, de acuerdo con los tiempos que vienen, un hidrógeno verde. Es decir, el que se consigue a través de energías limpias y renovables. Y eso exige a nuestra provincia un esfuerzo importante. En primer lugar, las megafactorias de azulejos deberían tener todo su suelo y techo lleno de placas fotovoltaicas para autoconsumo, ya. En segundo lugar, tal vez debamos volver a mirar a la gran productora de excedentes de biomasa que es la Sierra Espadán para conseguir biodiesel. Y, finalmente, facilitar en nuestro territorio la implantación de plantas de energías renovables para la creación de esa planta de hidrógeno verde que tanto vamos a necesitar a partir de ya. Porque la contestación a la pregunta casi seguro que será: sin gas.