Y el Vaticano se negó
Uno, por razones de su trabajo está en contacto permanente con normas, Leyes, Tratados Internacionales y demás. Hasta que un día descubre algo que le llama la atención y que nunca se lo esperaba.
El Vaticano no quiso firmar la Carta de San Francisco, un Documento estableciendo las bases de lo que son los Derechos Humanos; y nació tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la Santa Sede decidió ser un mero observador; que extraño ¿no?
La Comunidad Internacional, no quería que se repitiera las masacres vividas por aquel entonces; resulta incomprensible que un Ente que predica el amor al prójimo, y condena el crimen, se limitase a observar pasivamente sin hacer nada.
No le importó el exterminio Nazi, con más de cinco millones de personas asesinadas que, aunque la mayoría no profesaban la fe católica, eran personas; y según el catolicismo matar es pecado. ¿Cómo se entiende esto?
La Iglesia Católica debería posicionarse a favor de los Derechos Humanos, pero miró para otro lado y decidió ser neutral; una postura muy cobarde entre otros adjetivos, a uno no le vale la coyuntura del momento, las personas, Entidades etc., tienen que ser fieles a sus postulados y en este caso no lo fue.
En aquel entonces, había una doble moral que ha continuado durante décadas, no es fácil negociar con mentes oscuras, que predican la pureza, la honestidad, y siempre han practicado todo lo contrario.
Con el transcurso del tiempo, la Sata Sede goza de todos los derechos de una Nación más, la O.N.U. ha recibido la visita de los dos papas anteriores, y su actuación puede, y sólo puede suavizar ciertos conflictos.
