Responsabilidad en las playas
Es muy frecuente en estas fechas estivales, ir con las familias a la playa, lo más común,
es que nos llevemos a nuestros hijos, sobrinos, amigos de estos…. con nosotros, incluso a alguna persona de la tercera edad.
El día se puede presentar espléndido para pasarlo juntos en el mar, o en la piscina; sin embargo, no nos damos cuenta de la responsabilidad que esto conlleva; en cualquier momento puede saltar la alarma.
Un menor grita, y su familia se pone en alerta; es en ese momento, cuando ésta pierde los nervios; sí, está el puesto de la Cruz Roja; pero en principio, el cuidado de un menor, con independencia del parentesco que les une a él, es de la familia, o adulto que se haga cargo.
Por lo general, no damos importancia a este hecho, que debe hacernos extremar las precauciones al máximo; lo mismo ocurre con una persona de la tercera edad, cuyas facultades mentales estén deterioradas.
Este cuidado o atención especial, lo tenemos un poco olvidado o apartado, con las prisas, la sombrilla, la toalla…
Lo primero que tenemos que prestar atención, es en nuestros menores; incluso aquellos que van a la playa sin niños, tienen una “obligación moral” de auxilio, aunque esta no es exigible, ni Civil, ni Penalmente.
Recordemos que hace unas semanas un niño salvó a otro menor que él, hecho que no ha tenido más transcendencia que la justa en los medios de comunicación; por otro lado tampoco se puede envalentonar a los niños, para que no ocurran desgracias dobles.
En cuanto a la seguridad en general, la Cruz Roja posee unos dispositivos más que aceptables; reforzado con un sistema de multas en algunas playas, medida correctamente tomada por varios Municipios.
Tenemos que tener muy presente, que los entornos naturales, en los que habitualmente no estamos acostumbrados a habitar, entrañan peligros para las personas más vulnerables: pequeños y ancianos; y somos nosotros y solo nosotros, los responsables de su seguridad.