Respeto de todos para todos
En Castellón tenemos un maravilloso lugar, El Pinar de la Playa; un sitio hermoso y tranquilo, donde la gente se relaja después de trabajar, o hace deporte, o simplemente lee un libro; algo muy normal para un espacio de la naturaleza.
A menudo y muy a menudo, es cuando el Ente que gestiona tan bello paraje, lo “alquila” o “presta” a distintos colectivos; actividad Administrativa muy licita.
Se da la circunstancia que en los alrededores del El Pinar, vivimos un número considerable de personas, que necesitamos hacer nuestra rutina: diaria: hacer la siesta, descansar, o simplemente trabajar; y con la música a horas intempestivas se hace más que insoportable su compañía; esos colectivos deben respetar unos horarios mínimos.
Dichos Colectivos se olvidan descaradamente de unos principios de civismo con el vecindario; o será cuestión del Ayuntamiento que les da “barra libre”…
Uno no se opone al uso y disfrute de cualquier lugar habilitado a tales fines: pero cualquier actividad debe regirse por unas normas.
Sí, es tiempo de ocio, de diversión, de disfrutar; pero con conocimiento, pensando un algo en los demás que bien poco cuesta.
Sería muy sencillo ponerles unas mínimas normas de conducta, reguladas por el propio Ente gestor del recinto, fijando unos tiempos de silencio, respetando al vecindario, mostrando una conducta más cívica; así, con orden y buena voluntad por parte de todos, lograríamos que nadie molestase a nadie.
Este problema es muy frecuente en estas fechas de estío, pero no por ello unos, los que sean tengan que incordiar a los demás, simplemente hay que ponerse en el lugar del otro y la lógica nos dirá cuando quitar la música.
