Premios Príncipe de Asturias, ¡Una Gran Injusticia!
Desde hace dieciocho años se viene concediendo los Premios Príncipe de Asturias, galardón que se concede a distintas disciplinas: ciencias, arte, deporte… entre otros.
Se creía que el jurado era justo, que supuestamente valoraba el esfuerzo de las personas, aquellas que trabajan y triunfan, siendo el primero en sus metas y así llenan de orgullo al país, y a sus ciudadanos.
En esta edición, “las cabecitas pensantes”, no han estado nada acertadas, o se ha pasado con la deliciosa sidra del lugar.
Se han olvidado de una “Castellana”, deportista como la copa de un pino, que se supera en su día a día, que no le importa el dolor, que se cae y vuelve a renacer, y se levanta con fuerzas renovadas en cada caída; a esa atleta ni se nombra.
A un baloncestista que juega en la NBA, que ni si quiera le hacen un homenaje en su pueblo natal, por razones “x”¸ que ya les vale...
Es verdad que: “nadie es profeta en su tierra”; pero de eso a lo que hace el jurado de dichos Premios, es una autentica “faena”, no es nada justo ese jurado, que no premie a estos deportistas que tantas alegrías nos dan.
No se duda de los méritos de la atleta premiada, ni es xenofobia; nada más lejos de la mente de uno, defensor acérrimo de los emigrantes, las personas de color, etc; pero se cree, que en este caso los deportistas españoles en su conjunto, y sobre todo la citada atleta, se merece mucho ese premio.
Porque para más ridículo este galardón se puede conceder a un conjunto de personas; así lo dice sus normas, se ve que ni se saben el reglamento; esto es una vergüenza monumental, algo que no tiene nombre, y si lo tiene, no se puede decir por educación al respetable.
¿Y porqué no lo han hecho? Han sido muy atroces con nuestros deportistas que se esfuerzan muchísimo.
Esperemos que la próxima edición, estos “cerebritos”, tengan más conocimiento, y valoren el buen hacer de nuestros ídolos, que escuchen la opinión popular, porque el pueblo es sabio, que sean justo con nuestros deportistas y que premien el tesón y la gloria que nos regalan continuamente.